El teatro en Venezuela comienza en la época precolombina donde los aborígenes realizaban representaciones con fines educativos pero sobre todo religioso.
Las manifestaciones teatrales venezolanas están poco documentadas durante el periodo precolombino, en parte a la visión eurocéntrica del mundo, resaltando la cultura europea sobre las aborígenes americanas, y al poco desarrollo de las tribus indígenas locales frente a los aztecas, mayas e incas.
Y como en todas las culturas primitivas, se observa una veneración hacia los fenómenos naturales, encontrándose presente el elemento del mito, la explicación de por qué los animales o las plantas deben ser adornadas.
Este teatro era ritual, transmitido por tradición oral y era esencialmente igual a lo largo del tiempo.
Su estructura era diferente a la que formalmente es conocida hoy en día, y los espectadores eran parte activa del mismo.
Además, se solía improvisar según el ritmo que la misma representación impusiera sobre intérpretes y público.
Las representaciones dramáticas fueron en cierta medida sustituidas por actos cívicos y las entradas triunfales en las ciudades, así como por la realización de cuadros vivos con figuras simbólicas.
En ese mismo año se presentan en él algunos artistas italianos que interpretaban arias de ópera italianas y francesas, estas son piezas teatrales o musicales compuestas para ser ejecutada por un solo intérprete, es decir, ser cantada por una voz solista sin coro.
Generalmente una vez cumplidos los compromisos en Caracas, esas compañías realizaban giras por las principales ciudades de la provincia.
En 1873, también en el teatro Caracas, fue estrenada Virginia, de José Ángel Montero, la primera ópera nacional llevada a escena.
En 1863, una antigua edificación para comedias, que existía en la esquina de Maderero, fue restaurada y rebautizada como Teatro Unión y se especializó en la presentación de zarzuelas, que por esos años comenzaba a tener popularidad.
Entre 1870 y 1888, durante la época de Antonio Guzmán Blanco, se llevaron a cabo numerosas representaciones teatrales: comedias, zarzuelas, operas, sainetes.
Además de Caracas, en la segunda mitad del siglo XIX se construyeron nuevos teatros en otras ciudades.
Más adelante otros autores nacionales o activos en el país que continuaron presentando obras teatrales fueron Casto Ramón López, Vicente Micolao Sierra, Felipe Esteves, Octavio Hernández, Eduardo Gallegos Celis.
En 1896, coincidiendo con la celebración del I Congreso Obrero realizado en Venezuela, se presenta en Caracas el drama de propósito social Juan José, de Joaquín Dicenta, obra estrenada en Madrid el año anterior, que tenía por protagonista un obrero.
El “sainete”, una pieza dramática jocosa normalmente de carácter popular, que junto al “a propósito” conforma la manera cómico-satírica de considerar el teatro criollo durante las primeras décadas del siglo XX.
Desde 1939 la Compañía de Dramas y Comedias, contratada por el Ministerio del Trabajo, pasó a llamarse "Teatro Obrero".
Por estos años se producen obras de teatro de numerosos dramaturgos venezolanos, destacan las obras de Gilberto Pinto, Manuel Trujillo, Román Chalbaud, José Ignacio Cabrujas, Isaac Chocrón, Ricardo Acosta, Arturo Uslar Pietri, Levy Rosell, Gilberto Agüero, Wolfang Gil, Rodolfo Santana, Alberto Rodríguez Barrera, Andrés Martínez, Rafael Alvarado y José Gabriel Núñez.
Entre estos dramaturgos puede verse el germen de un teatro más trascendental, destacando como principales exponentes Chalbaud, Chocrón y Cabrujas.
En 1983 se inaugura el Teatro Teresa Carreño y aunque no está destinado ni exclusiva ni primordialmente a las representaciones dramáticas, constituye un paso muy importante para dar estabilidad y solidez a la actividad cultural de Venezuela.
Antes, la enseñanza del canto estaba en manos de la iglesia y su práctica consistía en acompañar los servicios religiosos.
En 1887 Teresa Carreño trajo al Teatro Municipal de Caracas una compañía operática con mucho éxito.
En 1977 y durante cuatro meses, el productor teatral español Juanjo Seoane viaja a Venezuela con toda la compañía Isaac Albéniz.
A partir de 1983, con la inauguración del Teatro Teresa Carreño, las temporadas operáticas contaron con coro profesional y un elenco mayoritariamente nacional.