Tailandia en la Segunda Guerra Mundial

Una parte de esta conducta fue imitada por otros países vecinos, como China y Japón, que reconocieron que el aislamiento cultural de estos estados desde hacía muchos años, creaba oportunidades para el imperialismo europeo.

La posibilidad de una China fuerte fue muy preocupante para Phibun y sus colegas, como tal la expansión europea en su área del mundo.

El ascenso de Japón y su agresividad militar fueron al principio un cambio grato para Tailandia.

Con la expansión de Japón en los años 1930, Phibun y otros políticos tailandeses no creyeron que el imperio fuera una amenaza directa a las fronteras del país.

Nadie en Tailandia creyó que Japón pudiera confrontar a una potencia europea en el campo de batalla antes, si bien en 1939 el imperio había probado su determinación contra los soviéticos en la Batalla de Khalkhin Gol en Manchuria.

No obstante, viendo la experiencia de Japón, Phibun ordenó a su propia fuerza aérea atacar el próximo mes para provocar una guerra fronteriza.

Phibun tuvo que aprobar las condiciones japonesas para recibir el apoyo del imperio, así como garantizar ayuda a estos en las invasiones futuras de Birmania y Malasia, de hecho, el Mariscal no creyó que Japón llevaría a cabo estos planes, aunque en aquellos tiempos el Imperio Británico estaba aislado por la guerra contra Alemania y sin ayuda soviética, ni norteamericana.

Como una parte del ataque contra el segundo, divisiones japonesas entraron por Tailandia y lucharon contra las Reales Fuerzas Armadas Tailandesas, pues al fin del mismo día Phibun mandó a todas sus tropas no resistir al avance extranjero.

La esfera al cabo sí existía, pues solo fue una máscara para las intenciones imperiales de Japón y su racismo inherente.

El presidente del régimen projaponés en Burma, Ba Maw, describió con desilusión porqué fracasó el atentado japonés de ganar apoyo con otras gentes asiáticas: «Los militaristas (japoneses) veían a todo solamente del punto de vista japonés, y aún peor, porfiaban que todos los otros haciendo negocios con ellos harían lo mismo.

Para ellos fue un solo método hacer cualquier cosa, el japonés; una sola meta e interés, el japonés; y un único destino para los países asiáticos orientales, hacerse tales Manchukuos o Coreas atados para siempre a Japón.

Pridi Banomyong empezó su trabajo en formar una resistencia tailandesa inmediatamente con su saqueo por Phibun tras la incursión japonesa.

Muchos oficiales señores tuvieron enlaces con Seri Thai, incluso el secretario general del gabinete de Phibu, Tawee Boonyaket.

Con la escasez de suministros básicos en aquellos tiempos, la propuesta fue recibida con burlas y protestas en la asamblea nacional.

Pridi y otros oficiales en el gobierno Khuang trabajaron con agentes de la Office of Strategic Services estadounidense.

Al principio hubo algunas voces en el lado aliado que pidieron un juicio contra Phibun por su papel en la guerra.

Muchos tailandeses, incluso los que se opusieron a su régimen, acordaron que Tailandia no podía resistir una invasión japonesa sin sufrir de castigos japoneses del estilo usado contra la población civil de China.

Otra nación comparable a Tailandia en la guerra fue Finlandia, que fue en una coalición con la Alemania Nazi contra la Unión Soviética en los años 1941-44.

Como Mannerheim, Phibun tuvo mucho valor estratégico a ojos de los aliados occidentales, más América y Francia que Gran Bretaña.

En 1948 el mariscal fue instalado de nuevo como primer ministro y dirigió la política partidaria al Oeste en la Guerra Fría.

Tailandia bajo Phibun estuvo muy dividida, especialmente las fuerzas armadas, con el ejército (pro-Phibun) y la marina (pro-Pridi) siendo enemigos ásperos.

Phibun huyó a Japón, pues sus políticas en Tailandia, empezadas en los años 1930 quedaron como aquellas de Thanarat y sus otros sucesores.

El primer ministro tailandés, Plaek Pibulsonggram
Mapa de Tailandia.
Fumimaro Konoe al cabo de su administración. El príncipe conservador miraba hacia Tailandia y otras naciones asiáticas como aliados valiosos.
Su sucesor Gral. Mayor Hideki Tojo no veía en los países ocupados por Japón más que títeres inferiores.
Tropas occidentales forzados obrar como presos de esclavitud en el Ferrocarril de la Muerte.