Los IGFs son parte de un sistema complejo que las células usan para comunicarse con su entorno fisiológico.En los niños, los niveles altos de IGF-I suelen vincularse con un mayor CI.Sin embargo, es difícil relacionar este descubrimiento a los mamíferos, porque en los organismos pequeños hay muchos genes (al menos 37 en los nematodos[3]) que son "insulínicos" o "parecidos al IGF-1", mientras que en los mamíferos existen 7 (insulina, IGFs, relaxinas, EPIL, y factor parecido a la relaxina) y aparentemente tienen roles distintos con algo pero poca diafonía.Por otra parte, los organismo más simples típicamente tienen menos receptores (se conoce sólo 1 en los nematodos) y los roles de las otras insulinas es desconocido.Además, estos animales no tienen órganos especializados (islotes pancreáticos), que sintetizan la insulina en respuesta a la homeostasis de glucosa.Por lo tanto existe la pregunta si bien es la IGF-1 o la insulina la que podría estar perturbando el envejecimiento en los mamíferos, aunque hay fuertes sugerencias que el fenómeno de la restricción dietética está relacionado.Otros estudios están empezando a descubrir los roles importantes que los IGFs juegan en las enfermedades como el cáncer o diabetes, mostrando por ejemplo que el IGF-1 estimula el crecimiento de las células cancerígenas de próstata y mama.