Sofia Kovalévskaya

Su abuelo, por casarse con una mujer gitana y estar emparentado con dicha etnia, perdió el título hereditario de príncipe.Pronto adquirió un pensamiento muy independiente, influido por su hermana mayor, la socialista Anna Jaclard; además, dos de sus tíos le inculcaron el amor al saber: uno era un auténtico apasionado de la lectura y era un matemático aficionado; el otro le enseñó ciencias y biología.Un profesor descubrió las facultades de Sofia, y habló con su padre para recomendarle que facilitara los estudios a su hija.Al cabo de varios años, su padre accedió, y Sofia comenzó a tomar clases particulares.Más tarde, al casarse a los 18 años, adoptó el apellido de su marido.Para poder seguir unos estudios científicos en el extranjero, puesto que Rusia no daba pasaportes a mujeres solteras, ni permitía que una mujer viviera separada de su familia, Kovalévskaya pactó un matrimonio de conveniencia a los 18 años con el paleontólogo evolucionista que era nihilista como ella, Vladímir Kovalevski (hermano del biólogo Aleksandr Kovalevski);[3]​ juntos viajaron a Viena.Con su marido Vladímir Kovalevski, paleontólogo y traductor de Charles Darwin al ruso, Sofia marchó a Inglaterra, donde ella conoció a la novelista George Eliot y al filósofo de la evolución Herbert Spencer.Estaba nuevamente tan fascinada por las matemáticas que decidió viajar a Berlín durante dos meses para actualizarse y conectar con las investigaciones recientes.La decisión no gustó nada a los machistas: en agosto de 1884 el dramaturgo August Strindberg escribió en un periódico lo siguiente: Aunque empezó dando clases en alemán, a los seis meses ya había aprendido el sueco.Se le deben unos Recuerdos de mi infancia, impresos con gran éxito en 1889; algunas piezas teatrales (en colaboración con Anne Charlotte Leffler) y una novela parcialmente autobiográfica, Una nihilista (1899), que fue traducida al español por la eslavista Sofía Casanova en 1909.Kovalévskaya guardó en secreto su lesbianismo, aunque mantuvo una relación romántica con la escritora Anne Charlotte Leffler, hermana del matemático Gösta Mittag-Leffler, a la que conoció mientras eran estudiantes en Berlín.[3]​ En los últimos años de su vida, también estableció una relación con su primo, el sociólogo Maksim Kovalevsky.
Casa de los Korvin-Krukovski en Políbino, hoy museo de S.Kovalévskaya.
Sofia Kovalévskaya en 1880.