Sirena

En ambos casos se les atribuía una irresistible voz melodiosa con la que atraían locamente a los marineros.

Se presume así su vínculo con el otro mundo, siendo muy plausible que al principio representaran iconográficamente a los espíritus de los difuntos y/o que se las considerara encargadas de conducir a las almas al Hades (función que posteriormente asumiría el dios Hermes en su papel de psicopompo).

Con todo, las sirenas también figuran en otros episodios míticos, muchas veces con reminiscencias de ese anterior papel como deidades ctónicas de la otra vida: algunas versiones narran que acompañaban a Perséfone cuando fue raptada por Hades y que su apariencia bestial fue el castigo impuesto por Deméter por no proteger a su hija del dios del inframundo; en otras, el cuerpo alado es un don de Zeus para permitirles perseguir al raptor, y aun en otras es una pena impuesta por Afrodita por resistirse a la voluptuosidad o por envidia de su gran belleza.

También se cuenta que perdieron sus plumas como castigo por retar a las Musas a una competición de canto que perdieron, aunque esta anécdota supone obviar su ascendencia materna.

Sirenum scopuli Según el poeta griego Hesíodo, las sirenas habitaban la isla llamada Antemoesa ("rica en flores"), donde aguardaban en solitario en un prado florido a la espera de divisar las naves para las que entonaban su canto.

Según los poetas romanos Virgilio (en la epopeya Eneida) y Ovidio, vivían en los Sirenum scopuli o escollos de las sirenas, tres pequeñas islas rocosas.

A menudo se las ha situado en el mar Tirreno, frente a las costas del suroeste de Italia, cerca de la ciudad de Paestum o entre Sorrento y Capri (en ocasiones identificándolas con ésta, como por ejemplo hizo el ensayista y guionista inglés del siglo XVIII Joseph Addison[19]​).

Todas estas ubicaciones tienen en común el ser lugares rodeados de acantilados y rocas.

En Medio Oriente: Las primeras historias conocidas sobre sirenas aparecieron en Asiria, antes del 1000 a. C. El hecho de representarlas con medio cuerpo de pez se debe a la leyenda referida por Diodoro Sículo en la que Derceto ofendió a Venus y entonces la diosa le inspiró amor hacia un pastor.

Zelenin todas comparten un elemento común: son los espíritus inquietos de los muertos inmundos.

Se las puede ver después del anochecer, bailando juntas bajo la luna y llamando a los jóvenes por su nombre, atrayéndolos al agua para ahogarlos.

Las sirenas también pueden tejer un material muy valioso que no solo es ligero sino también hermoso y transparente.

Debido a esto, los pescadores siempre deseaban ataparlas, pero el canto de las sirenas lo dificultaba.

Esta diversidad la encontramos en documentales y artículos que aseguran e incluso argumentan su existencia.

La Biblia no menciona sirenas, pero sí algunos híbridos que proceden directamente de la mitología griega como el sátiro: el libro de Yashar indica que antes del diluvio, los ángeles caídos estaban mezclando sus genes con las mujeres de la tierra, lo cual dio como resultado a criaturas híbridas, llamadas Nefilim.

Las sirenas de la mitología clásica suelen aparecer en ánforas, cráteras, vasos y espejos, y por regla general son de tratamiento naturalista: hermoso rostro y largos cabellos, que en muchas ocasiones vuelan o esperan sobre las rocas sosteniendo instrumentos musicales o acariciando sus cabellos en actitud coqueta.

En el siglo XVI, la actitud más generalizada de las sirenas fue sostener con las manos un espejo y un peine.

Horacio, en la Epístola a los Pisones, hace mención a un híbrido de mujer y pez como un sujeto hilarante: Se ha comentado que posiblemente las sirenas que tanto intrigaron a Sigmund Freud son la intelectualización tardía de un hecho narrativo que aúna peligro y belleza.

En alusión a estos seres mitológicos se le da por antonomasia el nombre de sirena a cualquier mujer que practique deportes acuáticos como natación, waterpolo, natación artística o clavados o simplemente si es muy buena nadadora aunque no practique estos deportes.

Figura antropomorfa creada a partir de una raya disecada y recortada. Museo de Mashhad , ( Irán ).
Estatua funeraria de sirena, c. 370 a. C., Museo Arqueológico Nacional de Atenas .
Miniatura rusa del siglo X en la que aparece una sirena representada a la manera de la Antigua Grecia, con cuerpo de ave y rostro de mujer.
Una sirena esperando en una roca.
En el reverso de una moneda de Demetrio III Eucarios , aparece la diosa Atargatis como una mujer con cola de pez.
Pintura de Ilya Repin .
Pintura de John Collier .
Rótulo en castellano y en asturiano , en Ribadesella .
Sirena en la fachada románica de Platerías, catedral de Santiago de Compostela
Ulises y las sirenas (cerámica ática , 480–470 a. C., Museo Británico ).
En el cuento La sirenita , de Andersen, la protagonista es una sirena enamorada que acude a una bruja para que le dé piernas a cambio de su dulce voz.
Sirena de bronce de Antoni Alsina , en Madrid , España (1922).