Esta sinfonía es, según Sol Louis Siegel, una especie de artefacto histórico y musical.Rememora una época en la que la gente aún creía en el sistema soviético como la gran esperanza para Rusia y, de hecho, para la humanidad; musicalmente, pertenece al periodo de experimentación que siguió a la Primera Guerra Mundial, cuando las viejas reglas de la forma y la armonía se echaban por tierra.Como si el joven compositor quisiera aliviar la presión de tener que seguir a su espectacular éxito adolescente, la Sinfonía n.º 1 (1923-1925).[3] La partitura está escrita para una orquesta formada por:[3] El coro interviene exclusivamente en la cuarta sección que cierra la sinfonía.Se abre con un oscuro y siniestro espejismo de atonalidad que desemboca en una violenta sección marcial.