Segunda epístola a los corintios

La segunda epístola a los corintios [3]​ (Α΄ ᾽Επιστολὴ πρὸς Κορινθίους) es un escrito que pertenece al Nuevo Testamento, la parte más reciente de la Biblia.[4]​ A pesar del nombre, no se cree que sea la primera carta de este tipo.Escrita por el año 57, tiene como finalidad la apologética del ministerio apostólico de Pablo.Tras observar el fruto de su primera epístola con la creación de nuevas comunidades cristianas, la segunda carta se dirige nuevamente a estos conversos, a los que se trata con gran cariño: «Vosotros sois nuestra carta, escrita en nuestros corazones».[11]​: 8 Aunque el Nuevo Testamento sólo contiene dos cartas a la iglesia de Corinto, la evidencia de las propias cartas es que escribió al menos cuatro y la iglesia respondió al menos una vez: 7:1 afirma que Pablo estaba respondiendo a ciertas preguntas escritas y enviadas a él por la iglesia de Corinto.Se aflige por la situación de Tito cuando lo envía a Corinto, pero experimenta gran alegría al reencontrarlo en Macedonia.La segunda parte del versículo 16 y el 17 sirven como introducción a la defensa que Pablo realiza de su ministerio en los capítulos siguientes.Ante estas críticas, Pablo recurre a Dios y destaca la superioridad de la Nueva Alianza sobre la Antigua.Señala tres argumentos clave que respaldan la dignidad de su ministerio: su pertenencia a la Nueva Alianza, que supera a la antigua; su mayor gloria en comparación con el ministerio de Moisés; y su fundamento en el Espíritu de verdad y libertad, en contraste con el texto escrito que requiere interpretación.Pablo utiliza la imagen del velo que utilizaba Moisés para ocultar su cara, para representar el carácter temporal y limitado del Antiguo Testamento, mostrando cómo este impide una comunicación directa con Dios a través de Moisés y la Ley.El Apóstol justifica su conducta destacando que actúa con honestidad y transparencia (vv. 11-13).Este enfoque muestra cómo, al corregir, es fundamental buscar siempre el bien y la edificación de quien recibe la corrección.Además de Tito, quien probablemente llevó también esta carta, menciona a otros dos hermanos, aunque sin nombrarlos, lo que dificulta su identificación.Se ha sugerido que el primero podría ser San Lucas, quien estaba posiblemente con Pablo y lo acompañaría a Jerusalén.Pablo reafirma su autoridad apostólica ante aquellos que malinterpretan su bondad y mansedumbre como falta de carácter.Al decir “vivimos en la carne”, Pablo usa la expresión en un sentido positivo, refiriéndose a la experiencia común de la vida humana.Sin embargo, cuando habla de “militar según la carne”, le da un tono negativo, sugiriendo una actitud guiada por criterios y deseos meramente humanos.El término irónico “superapóstoles” lo usa Pablo para referirse a falsos maestros que se atribuían autoridad apostólica.Comienza la apología propiamente dicha, señalando su condición social y sus méritos, en contraste con los de sus adversarios.Para Pablo, el dolor y la cruz son elementos inseparables de la vida cristiana.Aún pudiendo tratarse de una enfermedad física, Pablo la interpreta como efecto espiritual que contrapesa el orgullo que le podría sobrevenir por la excelencia única de sus experiencias espirituales.A continuación se excusa por haber hablado como un necio y termina dando una serie de recomendaciones para su próxima visita.Según el Easton's Bible Dictionary, Esta epístola, se ha dicho bien, muestra la individualidad del apóstol más que ninguna otra.