Nacido en el Franco-Condado, pasó gran parte de su carrera artística en Roma y su obra, según Anthony Blunt, pertenece a la historia del barroco italiano.
[1] Formado en Besanzón con su padre, Étienne Monnot, escultor en madera, tras alguna estancia en París y Dijon, en febrero de 1687 se estableció en Roma donde se incorporó a la cofradía de San Claudio, que agrupaba a los nacionales del Franco-Condado y los ciudadanos de Besanzón.
[4] A la protección del príncipe Livio Odescalchi, para el que realizó diversos trabajos, se debe el más importante de los encargos que recibió en la capital romana: el de la tumba del papa Inocencio XI en la Basílica de San Pedro, sobre un diseño de Carlo Maratta, en la que trabajó entre 1697 y 1704.
En deuda con los monumentos funerarios de Alessandro Algardi y de Gian Lorenzo Bernini en la misma basílica vaticana, el grupo formado por la figura del papa bendiciendo, con la tiara y las llaves en el regazo y entronizado sobre su propio sarcófago, que es a la vez asiento de las virtudes de la Fe y la Justicia, forma uno de los conjuntos más representativos del sentido triunfal que se busca proyectar en el Barroco ante la muerte.
En 1712 marchó a Kassel para trabajar en el Marmorbad, el baño de mármol del palacio que se había hecho construir el landgrave Carlos de Hesse deseando emular los jardines del palacio de Versalles.