Seguidilla (música)

De mayor antigüedad la copla que la música, aparecen en el teatro clásico español y en la tonadilla escénica del siglo XVIII.

Quevedo dice de ellas que «arrinconaron a las rancias danzas de reverencias que se acompañaban con arpa y rabel».

Manuel de Falla consideraba la siguiriya, una variante, como el más antiguo de todos los cantes flamencos, enraizándola con el cante litúrgico bizantino.

George Bizet compuso unas seguidillas célebres y muy sui generis para su ópera Carmen, e Isaac Albéniz subtituló Seguidillas a su pieza Castilla, de la Suite española.

Sus principales variantes en España son: En América: Lo cierto es que, desde muy antiguo, se bailaba la seguidilla en la región central de España, y que desde ahí se extendió por toda la península ibérica, experimentando, como es natural, otras modificaciones y modalidades, en tiempo y en ritmo, según las regiones, como las sevillanas, malagueñas, el fandango, las boleras, que se llaman en La Solana, o meloneras según dicen en Daimiel, de un movimiento más reposado y señorial, las Seguidillas que todavía se interpretan en Motilleja (Albacete), las seguidillas jaleadas, características de la región de Cádiz y Jerez de la Frontera y, por último, las gitanas o seguirillas, que se ejecutan más lentamente, impregnadas casi siempre de un sentimiento quejumbroso, que huele a flamenco puro.

El baile a orillas del Manzanares , de Francisco de Goya . Representación de una escena popular de majos y majas bailando las seguidillas a orillas del río Manzanares en Madrid .
Seguidillas boleras. Grabado del siglo XVIII