Los Países Bajos estaban en guerra con España y Portugal cuándo Santa Catarina fue capturado.
Aunque Heemskerk no tenía autorización de la compañía o el gobierno para el uso de la fuerza salvo en defensa propia, muchos accionistas estaban ansiosos por aceptar las riquezas capturadas.
El escándalo desencadenó una audiencia pública y campañas propogandisticas a nivel internacional.
Por ello la compañía eligió al jurista Hugo Grocio para redactar una polémica defensa de la captura.
[6] A medida que la controversia crecía con diferentes reclamaciones, los estados marítimos moderaron sus aspiraciones buscando fundarlas en una extensión de sus derechos sobre la costa.