Salustio González Rincones

Luego estudió ingeniería en la Universidad Central de Venezuela, sin llegar a graduarse.[1]​[7]​ Parte de Venezuela en 1910, viviendo por épocas en Barcelona, Madrid, París, Ginebra y Roma, donde trabajó como diplomático.Para Jesús Sanoja Hernández y Julio Miranda, la obra de González Rincones puede dividirse en dos etapas: la primera, formada por sus primeros poemas (Caminos noveles, Llamaradas blancas, Las cascadas asesinas y Carta de Salustio a su mamá en Nueva York, todos publicados en 1907) donde se le describe a veces como un modernista disidente, a veces como vanguardista[10]​ y otra formada por lo publicado después de 1922.[3]​ Para Santiago Acosta, aunque las obras de 1907 no fueron publicadas sino hasta 1977, "estos poemas nos permiten evidenciar que ya en la primera década del siglo XX no solo se componían versos e imágenes claramente vanguardistas en nuestra ciudad capital, sino que se hacía de una manera que arriesgaba el sentido en virtud de una expresividad que prácticamente carecía de antecedentes en la poesía venezolana (…)  Jesús Sanoja Hernández catalogó a González Rincones como «modernista tardío», y así fue tomado hasta que Julio Miranda, casi tres décadas después, lo reivindicó como vanguardista temprano."[12]​ En esta época Salustio González Rincones representará también las obras de teatro Las sombras (1909) y El puente triunfal (1910)."[3]​Por su parte Julio Miranda afirma que este libro "puede considerarse un ejercicio de estilo antipoético".[3]​ En 1922 publicará Corridos sagrados y profanos, poemario fuertemente influenciado por Trescientas cantas llaneras, libro escrito por su padre.Las lenguas inventadas aspiran tener la condición misma de los textos en que son traducidas, significar, es decir, las lenguas inventadas con sus artificios textuales (notas al pie, coloquialismos, vocablos criollos, distopía) revelan al lector la complejidad de la narración del pasado histórico —parodiado o no— de Venezuela; así como sus manifestaciones orales, su lenguaje, valga decir, su tradición.[4]​ Para Julio Miranda "el innominado tra­ductor, el erudito alemán Ottius Halz, el fugaz Sir Sawy Lost, el saturniano" son anagramas de Salustio, máscaras ficcionales.[9]​ Luego de este redescubrimiento por parte de Sanoja Hernández, su obra ha sido estudiada por, entre otros, Julio Miranda, Juan Liscano, Arturo Gutierrez Plaza, Rafael Arraiz Lucca, Luis Miguel Isava, Reynaldo Pérez Só, Jesús Montoya, Lorena Quijada Struve, Víctor Manuel Pinto, Santiago Acosta, entre otros.[18]​[12]​ Para Julio Miranda, su poesía "no es un momento aislado, sino un fragmento lógico del desarrollo de la literatura venezolana"."[22]​ Diego Rojas Ajmad, por su parte, considera que pertenece al grupo de los "raros" de la literatura venezolana, junto con Rafael José Muñoz, Emira Rodríguez, fray Juan Antonio Navarrete o Rafael Bolívar Coronado.
Salustio González Rincones.
Caricatura de González Rincones hecha por Francisco Graells .
La Yerba Santa , de Salustio González Rincones.
El puente triunfal , de Salustio González Rincones.