Salamanca (leyenda)
En la provincia de Catamarca, según Villafuerte,[1] a la Salamanca se debe entrar desnudo, siendo guiado por un cuervo; al momento de entrar el futuro iniciado debe escupir sobre una imagen sagrada, generalmente un crucifijo.Los que han estado en la cueva pueden reconocerse porque, según dice la tradición, no proyectan sombra.[2] Una vez superadas las pruebas, se ingresa a una gran sala de piedra iluminada por lámparas de aceite humano, allí se reúnen para instruirse en la brujería hechiceros, adivinos, brujos, animales colaboradores y espíritus familiares.Los concurrentes pueden aprender artes como la curandería y el idioma de los animales, o simplemente a hacer daño.Allí el iniciado aprende el arte que le interesa (domar, bailar, tocar la guitarra, curar, maleficiar y demás) siguiendo las lecciones del Supay (el demonio).