Rodrigo de Moscoso

[21]​ Pero además, el pago por los «servicios comunes» conllevaba el abono de los «cinco servicios menudos», de los que cuatro iban a parar a manos de los parientes y servidores del papa y el quinto a los miembros del Sacro Colegio Cardenalicio.[24]​ Y entre los caballeros y escuderos llamados a acudir a Sevilla figuraban:[22]​ López Ferreiro señaló que en enero de 1369 el magnate gallego Fernán Ruiz de Castro,[22]​ que era conde de Trastámara, Lemos y Sarria y pertiguero mayor de Santiago,[25]​ «ya debía» estar en Sevilla junto al rey Pedro I.El arzobispo Moscoso, que tal vez estaba en Sevilla cuando se produjo la derrota de Pedro I en la batalla de Montiel, o que volvió a dicha ciudad tras librarse esta última, «lamentó, sin duda, el triste desenlace de la cuestión», pero se vio obligado a reconocer como legítimo rey de Castilla a Enrique II.[35]​ La pertiguería mayor de Santiago había sido concedida tradicionalmente por los prelados compostelanos desde la época del arzobispo Diego Gelmírez a cualquier magnate o ricohombre que les prestara homenaje y se comprometiera a defender a la Iglesia compostelana, a la ciudad de Santiago, y a todo el territorio o señorío de los arzobispos de «cualquier ataque o desdén», como señaló Manuel de Castro.[39]​ Y el rey Juan I de Castilla, que fue el hijo y heredero de Enrique II, consideraba a su primo Pedro Enríquez, debido a sus enormes posesiones en Galicia, un grave riesgo «para la paz del Reino»,[39]​ por lo que se propuso acabar con sus ansias expansionistas.Además, el historiador César Olivera Serrano señaló que Juan I «había decidido» abolir las encomiendas establecidas en numerosos monasterios de Asturias, Galicia, León y Castilla la Vieja, debido a los abusos cometidos en ellos por los comenderos, y que el tribunal mencionado anteriormente falló en la mayoría de los casos a favor de los cenobios.[41]​ A finales de diciembre de 1380 el rey tomó la decisión de tomar bajo su protección personal a muchos monasterios,[43]​ y entre los días 22 y 28 de diciembre de ese mismo año se pronunciaron numerosas sentencias, de las que se conocen veintinueve, en las que se les ordenaba a numerosos magnates gallegos, entre los que figuraban los condes Pedro Enríquez y Alfonso Enríquez y Pedro Ruiz Sarmiento, adelantado mayor de Galicia, que abandonasen sus encomiendas,[44]​ pero López Ferreiro señaló que como el mal estaba tan arraigado, las órdenes del rey surtieron poco efecto, ya que «los Grandes querían cobrarse del favor y ayuda que habían prestado á la nueva dinastía».[43]​ Y otros autores también destacaron que las disposiciones del rey se limitaron a «buenas intenciones» con ausencia de efectividad real y de socorro a los monasterios.[45]​[d]​ En la década de 1380 el conde Pedro Enríquez cometió numerosos desafueros, crímenes, violencias y extorsiones en todo el territorio de la diócesis de Santiago de Compostela, de cuya tierra él era desde 1372 pertiguero mayor, y a pesar de que cuando fue designado por el arzobispo para ejercer este cargo se comprometió, entre otras cosas, a no tener vasallos ni en la ciudad de Santiago ni en su diócesis, a no poseer castillos ni casas fuertes ni a edificarlos en dicho territorio, y a no exigir tributos ni «pedidos» en el mismo, el conde quebrantó todas las disposiciones que había jurado cumplir y únicamente observó aquellas que podrían reportarle «algún beneficio».[49]​ En una ocasión, como señaló Pardo de Guevara y Valdés, en que el arzobispo Rodrigo de Moscoso impidió al conde penetrar en la ciudad de Santiago, éste derribó la Puerta de Mamóa, que según dicho historiador era la más transitada por los compostelanos, y poco después se encontró personalmente con el arzobispo en el pórtico del Obradoiro y profirió contra el prelado toda clase de insultos e injurias.[52]​ Y el arzobispo legó a su capilla todos sus ornamentos y una cruz que le habían vendido los herederos de la reina Juana de Castro.
Gran dobla o dobla de a diez de Pedro I de Castilla, acuñada en Sevilla en 1360. ( M.A.N. , Madrid ).
Miniatura medieval que representa el asesinato de Pedro I de Castilla.
Retrato imaginario de Enrique II de Castilla. José María Rodríguez de Losada . ( Ayuntamiento de León ).
Castillo de Monforte de Lemos . (Provincia de Lugo).
Sepulcro del conde Pedro Enríquez. ( Iglesia de San Pedro de Lugo ).
Santiago Matamoros . lienzo anónimo de la Escuela de Caracas de la segunda mitad del siglo XVIII . ( Galería de Arte Nacional de Caracas ).
Tumba del arzobispo Rodrigo de Moscoso. (Catedral de Santiago de Compostela).