Los esquistos metamórficos son rocas metamórficas de grado medio, notables principalmente por la preponderancia de minerales laminares tales como la mica, la clorita, el talco, la hornblenda, grafito y otros.
Es en este tipo de roca, concretamente en el esquisto bituminoso se forma el gas explotado mediante el fracking.
Esta textura refleja un alto contenido en minerales laminares, como micas, talco, clorita o grafito.
Estos a menudo se intercalan con minerales más granulares, como el feldespato o cuarzo.
[9] Sin embargo, la esquistosidad se desarrolla normalmente sólo cuando la roca contiene abundantes minerales platinos, como micas o clorita.
Los granos de estos minerales están fuertemente orientados en una dirección preferente en el esquisto, formando a menudo también capas paralelas muy finas.
La facilidad con la que la roca se divide a lo largo de los granos alineados explica la esquistosidad.
[12] Los calificativos minerales son importantes a la hora de nombrar un esquisto.
[14] En el esquisto metamórfico los granos minerales individuales, alargados hasta formar escamas por el calor y la presión, pueden verse a simple vista.
Los esquistos metamórficos (como la pizarra) suelen usarse en la construcción, debido a que muchos son bastante fuertes y duraderos.
Por ende, para la extracción comercial de dicho gas, es necesario fracturar la roca hidráulicamente, acción que genera un fuerte debate medioambiental.