Allí se presenta su vida como un modelo a seguir, con innumerables donaciones a establecimientos religiosos, caridad hacia los pobres y sobre todo gestos considerados sagrados como la curación de leprosos: es el primer rey francés al que se le atribuyen milagros.
Una fuente fundamental se encuentra en Historiarum libri quinque del monje borgoñón Rodolfus Glaber finalizadas en 1047.
[Nota 1] Durante el siglo X, la dinastía robertina fue la familia aristocrática más poderosa e ilustre del reino Franco.
Ya en décadas anteriores, dos integrantes del clan fueron elevados al trono, desplazando a la dinastía carolingia: Odón (888) y Roberto el Fuerte (922).
[6] Este hecho marcará un giro en la situación de la dinastía robertina y del joven Roberto.
Una vez lograda la asociación al trono de Roberto, su padre comienza a buscar una princesa real con quien casarlo.
Inicialmente enfoca la búsqueda hacia Bizancio, lo que evitaría cualquier problema de consanguinidad y aportaría un enorme prestigio al linaje robertino.
[32] Además de razones sentimentales, Roberto tenía interés en los territorios que Berta aportaría al dominio real.
Cuando Odón muere en marzo y Hugo Capeto en octubre de 996, el camino al matrimonio se empieza a despejar.
[Nota 4][33] Entretanto, comienza una relación carnal y Roberto pone bajo su control una parte del condado de Blois.
Al no tener hijos, Roberto decide casarse nuevamente, a pesar de que la relación sentimental con Berta sigue siendo estrecha.
Se casa por tercera vez entre 1003 y 1004 con una princesa lejana a quien no conocía para evitar todo tipo de parentesco.
Raoul Gabler, por ejemplo, subraya el rechazo de los eclesiásticos francos más conservadores a la moda provenzal, porque implica novedad y por tanto desorden.
[47] Los problemas continúan, ya que la disputa entre las dos reinas sólo oculta la rivalidad entre las casas de Blois y Anjou.
Por otra parte, no entrega ningún poder real a su hijo, que por este motivo es humillado constantemente por la reina.
[51] El rey Roberto define una política clara: recuperar la función condal para su beneficio, ya sea apropiándosela o designando para ella a obispos afines; es la misma política seguida por los Otónidas, la dinastía más poderosa de occidente en esa época.
Leoterico, que es cercano al rey se opuso a la construcción de una importante torre defensiva ordenada por el conde.
Reinardo muere cuarenta años más tarde, pero Roberto ya había puesto el condado bajo su control, integrándolo definitivamente al dominio real.
Durante la Alta Edad Media, no se habían conocido este tipo de persecuciones.
Esta situación se repitió a lo largo del siglo XI con varias personas que disentían con la ortodoxia católica: fueron puestos a debatir con clérigos muy instruidos en público, de manera que ellos y su mensaje quedaran en ridículo y fueran desacreditados ante los ojos del pueblo llano.
Los distintos cronistas se muestran horrorizados por las prácticas heréticas, pero no comentan en ningún momento la sentencia; Helgaudo de Fleury hace silencio sobre todo el episodio.
Algunos años después, el concilio de Éfeso decide condenar oficialmente la concepción literal del milenio.
De hecho, el monje borgoñón describe la situación varios años después manteniendo una vez más una visión escatológica, fiel al Apocalipsis.
Georges Duby sostiene que aunque no haya existido un terror popular manifiesto en torno al año mil, se puede detectar una «inquietud difusa» y permanente en el Occidente cristiano de la época.
Probablemente hubiera a fines del siglo X personas consternadas con la proximidad del año mil y con ciertas inquietudes, pero seguramente serían muy minoritarios ya que las personas más instruidas como Abón de Fleury, Raoul Glaber o Adson de Montier-en-Der no lo creían.
El señor recurre a la justicia pública, la vicaría (condal o real) en los casos en que no obtuvo esa competencia.
A partir de los años 1020-1030, junto al señorío territorial aparece un nuevo estamento jurídico.
Sin embargo, no se corresponde con un espacio centralizado organizado entorno del castillo; es un territorio fluctuante a merced de guerras privadas.
En este sentido, desde la época carolingia estaba presente la preocupación por la deshonra que implicaban los asesinatos y violaciones a la Iglesia.
El piadoso Roberto hizo pocos amigos y muchos enemigos, que incluiría a sus propios hijos quienes más tarde se rebelarían.