Retablo mayor del Monasterio de Santa Clara (Cuéllar)

A mayores, una leyenda inscrita en letras capitales a lo largo del friso superior en el interior del templo señala que Ana de la Cueva «DEXO POR PATRONES DELLA A LOS SS RECTOR Y COLEGIALES DEL MVI INSIGNE COLEGIO DE // (fuera del friso) SANTA CRVZ DE LA VILLA DE VALLADOLID.

Gracias al Libro Becerro del Colegio de Santa Cruz se conoce que los colegiales cumplieron con el cometido de realizar visitas al templo del monasterio desde el principio y hasta los primeros años del siglo xix, datando las últimas de las que se tiene conocimiento de 1765, 1776, 1784 y 1819.

[1]​: 350 Hasta finales del siglo xx el único dato conocido sobre el retablo mayor del Monasterio de Santa Clara de Cuéllar era una reseña de José Martí y Monsó en 1901, donde se señalaba que el cenobio debía a Isaac de Juni la suma de 62 548 maravedíes «del retablo que hizo en el dicho monasterio»,[4]​: 369  dato que sirvió a Balbino Velasco Bayón para declarar en 1981 que «el retablo mayor es muy probable que sea obra de Isaac de Juni»,[5]​: 314  si bien no fue hasta 1992 cuando gracias a Salvador Andrés Ordax se pudo conocer a fondo la historia de la pieza, plasmada en un detallado registro consignado en el Libro Becerro, donde el Colegio de Santa Cruz dejó por escrito su control del mecenazgo.

[3]​: 46  La escritura fue firmada por Isaac y por el escribano sin estar presente la parte contraria, y tuvo que llegarse al acuerdo de la misma en Valladolid unos días antes; en este documento no se aportan apenas datos sobre la arquitectura ni sobre la iconografía y únicamente se remite una traza la cual no figura junto con las cláusulas, aunque sí se indica que la obra sería tasada por oficiales designados por ambas partes, si bien una nota en el margen aclara que era el Colegio de Santa Cruz el verdadero responsable del nombramiento, señalándose a su vez una penalización de 500 ducados a Juni si este no cumplía con las condiciones contractuales, en las que sorprende el hecho de que los pagos debían hacerse a razón de 17 000 maravedíes anuales hasta completar el pago total sin posibilidad de reclamar otra cantidad: Primeramente que he se Hazer El dho rretablo de talla y pintura conforme y de la misma horden y manera que esta una traza q. para ello tengo echa -y digo A de ser toda la madera del dho rretablo ansi El sanblaxe como talla y esculptura todo Ello de madera de pino seca y buena y escoxida tal como para el Prouecho de la tal obra conviene y en la calle del mo ques la principal que a de ser toda de escultura y en las demas partes que conbengan conforme a la traça hare las ystorias y figuras que para ello ban senaladas en la mesma traca -y ansi mesmo en los quatro tableros qrandes de los lados y en las demas partes donde aya de ser pintura hare las ystorias y figuras q van senaladas y en lo que toca a la pintura de la madera que se entiende dorado y estofado a de ser todo oro fino sin que en todo el rretablo aya Plata alguna y el estofado a de ser tal qual conbiene al dho rretablo y todo ello muy a contento de los colegiales del colegio del cardenal de ballyd.

de santa clara en cada un ano myentras se hiciere e dho rretablo diez y siete myll mrs.

de la dha capilla me baya acudiendo con los dhos diez y siete myll mrs.

cada un año por carnestolendas del asta ser pagado lo que ansi me fuere tasado por seis años adelante sin q yo y otra persona alguna puedan pedir mas cada un ano de los dhos diez y siete myll mrs asta auerme acauado de pagar todo lo que ansi fuere tassado El dbo rretablo ≡ y que dentro de quatro meses mis fiadores que doy que son gregorio mynez.

La orden del visitador dio sus frutos rápidamente ya que en las notas relativas a la visita del 13 de agosto de 1724 figura el siguiente texto: «Retablo.

Mas onze mill quinientos y sesenta mrs.

[1]​: 352 El retablo se ajusta a los modelos arquitectónicos imperantes a finales del siglo xvi y consta de banco, dos cuerpos con tres calles y ático, destacando en cada cuerpo cuatro columnas corintias, las del primero con los tercios superior e inferior decorados con relieves y la zona central con delgadas estrías en diagonal, y las del segundo, más delgadas, solo con el tercio inferior ornamentado y el resto con estrías en vertical.

En la calle central destacan dos hornacinas rectangulares, la del primer cuerpo coronada por un frontón partido curvo rematado con volutas y la del segundo por un frontón curvo decorado con la cabeza alada de un serafín.

Tanto las labores de arquitectura como de talla corresponden a Juni y su taller, mientras que el dorado fue ejecutado por Manuel Barreda en 1723 tal y como consta documentalmente, destacando en la obra de Isaac una casi imperceptible soltura a nivel plástico, aunque fiel a los cánones del desarrollo epigonal del romanticismo castellano.

Calvario y escudos.