Ramón Berenguer III (Rodez, 1082-Barcelona, 1131), llamado el Grande, fue conde de Barcelona y Gerona tras suceder a su tío Berenguer Ramón II, así como conde de Osona, Provenza y Cerdaña.Conquistó parte del condado de Ampurias y, al frente de una amplia coalición, emprendió también la conquista de Mallorca, narrada en el documento pisano llamado Liber maiolichinus (1117), en el que se llama a Ramón Berenguer III Dux Catalanensis y catalanicus heros, mientras que sus súbditos son denominados christicolas catalanenses, en lo que se considera la referencia documental más antigua a Cataluña.Su política contra los musulmanes fue en cambio menos exitosa, gracias al auge de los almorávides que retomaron Mallorca.Los conquistadores partieron hacia Mallorca tras destruir las fortificaciones y liberar los prisioneros cristianos que estaban allí retenidos.El asedio se prolongó durante todo el invierno, causando grandes estragos tanto entre sitiados como entre los sitiadores.[2] Una narración de la conquista de Mallorca de 1115 se ha conservado en el documento pisano llamado Liber maiolichinus, en el que se llama a Ramón Berenguer III con los apelativos Dux Catalensis o Catalanensis y catalanicus heros, mientras que sus súbditos son denominados Christicolas Catalanensis, por lo que se considera la referencia documental más antigua a Cataluña, identificada con los dominios del conde de Barcelona.En 1107, Ramón Berenguer casó a su hija Jimena, que aún era una niña, con el conde Bernardo III,quien por entonces tenía más de 50 años y que hasta entonces no había demostrado tener interés por gobernar sus tierras, habiendo delegado esta tarea en su tío, también llamado Bernardo.El mismo convenio matrimonial ya estipulaba que Ramón Berenguer III heredaría los dominios de Bernardo III en caso de morir sin descendencia, como efectivamente así sucedió cuatro años después, en 1111, por lo que Besalú y sus dominios se incorporaron en esa fecha al condado de Barcelona.[4] Fue investido por el caballero Hugo de Rigaud, quien habría venido expresamente con este propósito.En la plaza de Barcelona que lleva su nombre, sobre la Vía Layetana, hay una estatua ecuestre suya obra del escultor Josep Llimona.