Las taifas son los pequeños reinos musulmanes que surgieron durante el siglo XI en la península ibérica al desmembrarse el Califato de Córdoba.
Hacia 1076 Denia fue conquistada por la Taifa de Zaragoza estableciéndose un reino musulmán independiente en el archipiélago balear.
Tras un periodo en el que las Baleares estuvieron integradas en el Imperio Almorávide, este acabó disgregándose también como antes ocurriera con el Califato de Córdoba.
Los cristianos invadieron Mallorca e Ibiza, sitiaron Madina Mayurqa durante 8 meses y finalmente tomaron la ciudad en 1116, liberando a 30 000 prisioneros cristianos (según indican las fuentes de la época) y haciéndose con un gran tesoro, del que parte se conserva aún hoy en día en la ciudad de Pisa.
La conquista de Marrakech, la capital imperial, por los almohades en 1147 es considerada el final del estado unitario almorávide.
Muhammad era uno de los hijos del sultán almorávide Ali ibn Yusuf (1106-1143), por lo que su reino contaba con cierta legitimidad dinástica.
Tras la caída de Marrakech en 1147 los almohades fueron conquistando paulatinamente todos los antiguos territorios almorávides en al-Ándalus, sometiendo estos territorios a un nuevo gobierno central y a una reinterpretación más fundamentalista del Islam que la que tenían los almorávides.
Debido a su debilidad en el contexto del Mediterráneo Occidental, los Banu Ganiya trataron de buscar alianzas con las ciudades comerciales italianas de Génova y Pisa, que obtuvieron a cambio concesiones comerciales en las Baleares.
Eso hizo que su principal apoyo militar, el almirante Lope ibn Maymún se pasara a los almohades.
En 1184 el rey Muhammad fue derrocado por sus dos hermanos, Ali y Yahya, partidarios de un enfrentamiento directo con los almohades.
A pesar de contar con el apoyo de tropas beduinas, los almorávides, con Ali al frente, se enfrentaron finalmente con un gran ejército enviado por Yusuf II que les derrotó y rechazó hacia Libia.