La respuesta realista no se hizo esperar, y el alcalde Rodrigo Ronquillo inició las represalias.
La población cerró filas en torno a la Comunidad, erigiéndose Juan Bravo como líder de la misma.
Ronquillo inició entonces un asedio contra la ciudad, por lo que Segovia reclamó ayuda al resto de ciudades rebeldes.
[2] A las siete de la mañana del 21 de agosto el escribano del consejo, Velasco Sánchez, se presentó ante el teniente del Corregidor para ayudarlo a este en esa tarea, pues los habitantes de la ciudad se mostraban reacios a permitirlo.
Buena parte de la villa resultó destruida, siendo especialmente significativo el caso del convento de San Francisco, lugar donde los comerciantes medinenses guardaban sus posesiones y que ardió por completo.
En vista de la situación, los comandantes realistas dieron la orden de retirada, permitiendo así a los vecinos acudir a sofocar las llamas y evitando que la villa ardiera en su totalidad.
[3] En las semanas posteriores, las fuerzas comuneras tomaron la iniciativa en el contexto de la guerra, entrando en Medina y apoderándose de la artillería negada a las tropas del rey.