En 1520 asistió a las Cortes de Santiago y La Coruña junto con Juan Vázquez del Espinar.
Así, lo arrastraron por las actuales calles Juan Bravo y Cervantes hasta cruzar la muralla, sin que el deán de la catedral y algunos canónigos que habían salido en su ayuda pudiesen alcanzarlos.
Mas como toda aquella gente era común y vil, no hicieron caso de ellos, ni tuvieron reverencia a la Iglesia.
Desde San Francisco, la exultante muchedumbre subió el cuerpo del procurador, ya muerto, calle hacia arriba.
Pero en vano, pues a continuación la muchedumbre colgó a Tordesillas boca abajo, junto al par de víctimas del día anterior, y saqueó e incendió su casa.