Toma de Torrelobatón
Esta importante victoria sembró la inquietud en el bando realista y el optimismo entre las filas comuneras, pero paradójicamente no motivó a los rebeldes a realizar otras acciones militares de gran envergadura.Tras una discusión acerca del mando de las tropas, finalmente los comuneros pudieron comenzar los preparativos militares para tomar Torrelobatón.Por su parte, los virreyes estaban al tanto de estos movimientos del enemigo, pero desconocían totalmente sus planes.[4] No parecía una lucha fácil, pues Torrelobatón era una villa bien fortificada, con altas y protegidas murallas.[5][6] Pero en vano; todos estos contingentes, formados por las guarniciones de Simancas, Portillo, Arévalo y Coca, debieron regresar por no contar con infantería.En este caso el almirante se opuso, pues era partidario de que entrasen hombres armados.[7] En el mediodía del 25 de febrero los comuneros, asentados en un arrabal, consiguieron entrar en la localidad, desatandose así un feroz saqueo del que solamente se salvaron las iglesias y el cual Padilla no tuvo reparos en autorizar como premio a las tropas.