Se hace un pequeño lazo o anillo en el extremo de un alambre de platino o nicromo y se calienta en un mechero Bunsen hasta que esté al rojo vivo.
Inmediatamente se sumerge el extremo con el lazo, en bórax en polvo, y se mantiene en la parte más caliente de la llama, donde se dilata a medida que pierde su agua de cristalización y luego se contrae, formando una perla de vidrio transparente e incolora (una mezcla de metaborato de sodio y anhídrido bórico).
Si se usa demasiada sustancia, la perla se volverá oscura y opaca impidiendo el correcto análisis de color.
Después de la prueba, la perla se retira calentándola hasta el punto de fusión y sumergiéndola en un recipiente con agua.
Las perlas de colores característicos se producen con sales de cobre, hierro, cromo, manganeso, cobalto y níquel.