Prostitución en Italia

La prostitución en Italia queda definida como el intercambio de servicios sexuales a cambio de dinero, y es legal entre adultos que consienten, mientras que cualquier otra actividad colateral, como la complicidad, la explotación, la organización en lugares cerrados como los burdeles y el control general por parte de terceros, es ilegal.

Los burdeles fueron prohibidos en 1958 por la Ley Merlin, llamada así por la primera firmante y proponente, Lina Merlin, partisana socialista que buscó abolir la prostitución regulada por el Estado en Italia.

La jurisprudencia y la Constitución actuales no consideran la prostitución como un trabajo,[1]​ pero, desde la década de 2000, las sentencias judiciales lo han definido como una actividad económica "lícita",[2]​ a veces también denominada "actividad normal",[2]​ en el contexto de un acuerdo "sinalagmático",[1]​ en su mayoría verbal, entre las partes, es decir, un contrato de intercambio[1]​ con fuerza vinculante para el cliente de la prostituta (promesa unilateral) de pagar la contraprestación del acuerdo[3]​ una vez que se ha producido el intercambio, entre la persona que vende el servicio sexual y la persona que lo utiliza.

[1]​ Si la prostituta puede negar su consentimiento incluso después de haber efectuado el pago, la persona que compra el servicio puede enfrentarse a cargos de agresión sexual, por ejemplo, si posteriormente no paga el precio acordado.

[1]​ Sin embargo, a menudo existe una zona gris entre la legalidad y la semilegalidad consistente en la no punibilidad.

Italia transpone los tratados internacionales, según el Derecho constitucional, y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) se ha pronunciado sobre perfiles de ilegitimidad en el citado "modelo nórdico".

[5]​ Se sabe que en durante el período de la Serenísima República, la ciudad de Venecia, en 1358, los burdeles fueron declarados indispensables y las cortesanas alcanzaron un elevado estatus social hasta el siglo XVII.

[6]​ La regulación de la prostitución se estableció por primera vez en 1861, tras la unificación italiana, basándose en la Réglementation napoleónica y en el Bureau des Moeurs (oficina gubernamental para regular y registrar a las prostitutas).

[7]​ Otra modificación fue la Ley Nicotera de 1891, con la que se hizo completamente legal la prostitución en pisos privados.

Durante el período fascista (1922-1943), se introdujeron medidas aún más restrictivas en 1923, 1933 y 1940.

En concreto, el artículo 3.8: quien de cualquier modo facilite o explote la prostitución ajena.

Continuaba siendo legal la prostitución callejera y la realizada en pisos privados a secas.

Al mismo tiempo, la Federcasalinghe impulsó controles sanitarios, pero las feministas se opusieron.

[10]​ Aunque siempre era posible solicitar un permiso de residencia por razones humanitarias, no ocurría así automáticamente con las prostitutas.

Los permisos de residencia por razones humanitarias fueron gestionados y expedidos por las Questuras.

Entre las críticas del Comité figuraba el hecho de que algunos inmigrantes podían solicitar protección sin renunciar a la actividad propiamente dicha.

La prostitución es legal, mientras que la organización en todas sus formas de complicidad y explotación es ilegal.

Las interacciones sexuales con las bailarinas no pueden tener lugar en los clubes, como los bailes eróticos.

Algunas prostitutas, que, sin embargo, no pueden asociarse en cooperativas o burdeles, se han visto obligadas o han obtenido por sí mismas el derecho a emitir facturas y pagar impuestos y cotizaciones de jubilación, a pesar de que la actividad de estas profesionales no está reconocida oficialmente.

En consecuencia, en Italia, desde esa fecha, la prostitución debía ser una actividad imponible a todos los efectos.

Sin embargo, la prostitución en sí, voluntaria y ejercida por mujeres y hombres mayores de edad y no explotados, siguió siendo legal, al considerarse parte de las opciones individuales garantizadas por la Constitución, como parte de la inviolable libertad personal (refrendado en sus arts.

En menor medida, pero considerable, son de origen nigeriano o chino.

[48]​ Un estudio realizado entre 1997 y 1998 sobre 142 prostitutas callejeras de Roma (102 mujeres y 40 mujeres transexuales) mostró que la mayoría de las encuestadas (95 %) declararon utilizar siempre preservativos con los clientes.

Los autores concluyeron que "las prostitutas no tienen un papel destacado en la transmisión y difusión de las ETS".

[51]​ Para la oficina estadounidense, el Ejecutivo italiano no ha cumplido "plenamente las normas mínimas para la eliminación de la trata, pero está haciendo esfuerzos importantes para lograrlo", lo que permitió que se mantuviera una clasificación de "nivel 2".

La sociedad civil y los expertos denunciaron casos excepcionales en los que las autoridades penalizaron indebidamente a las víctimas únicamente por actos ilícitos, incluidos delitos de inmigración, cometidos como resultado directo de la trata.

Prostitución en Europa . En azul, el modelo de abolicionismo clásico, al que pertenece, entre otros países, Italia .
Imagen de unas prostitutas en un burdel de Nápoles en 1945.
Retrato de una prostituta en un burdel de Treviso .
Sala de espera de la casa de M.me B, en Roma , diseñada con interiorismo de Arnaldo Dell'Ira, en 1939.
Prostituta callejera en el barrio de Salario ( Roma ).
Prostituta callejera hablando con un potencial cliente en las calles de Turín .