Prisión de Torrero
Dichas memorias no pudieron ser publicadas en la época por presiones del gobierno español y de la Iglesia Católica, siendo recuperadas en 2003 por el ayuntamiento de Zaragoza como Fusilados en Zaragoza, 1936-1939.Tres años de asistencia espiritual a los reos.Entre los presos políticos que pasaron por sus paredes se puede mencionar a Mariano Viñuales Tierz o Soledad Real López.[6] Mientras duró la guerra, tan solo sesenta mujeres fueron encarceladas por delitos comunes, para el resto, su delito consistía mayoritariamente en ser familiares de republicanos[6] No obstante, también hubo sacas de presas, entre las que cabe destacar a Selina Casas, Margarita Navascués y Simona Blasc.Fueron ejecutadas en las tapias del cementerio del mismo barrio de Torrero, tras haberles arrebatado a sus hijos, tal y como relató el religioso Gumersindo de Estella, capellán de la cárcel en aquel momento y gracias a cuyos diarios han podido estudiarse y documentarse numerosos casos.Especialmente mediático fue el caso de Enrique Mur muerto en su celda.El edificio en sí fue abandonado y ha sido okupado y reconvertido en un centro social en el que se realizan actividades socioculturales alternativas y abiertas para todo el barrio, siendo renombrado por algunos colectivos en honor de Enrique Mur Zubillaga, preso insumiso fallecido en la cárcel en extrañas circunstancias.