[2] En 1948, España experimentó cambios significativos tanto en el contexto nacional como internacional.
Para aliviar el hacinamiento, las autoridades penitenciarias trasladaron a las mujeres y sus hijos a la antigua cárcel de Predicadores ya que reutilizar viejas cárceles o conventos cedidos por órdenes religiosas fue algo común en todo el Estado.
La mayoría de las anteriores no tenían afiliación política clara y estaban detenidas por motivos diversos.
Muchas fueron apresadas por ser familiares de republicanos o por denuncias motivadas por venganzas personales.
Algunas lograron beneficiarse de los indultos y otras vieron reducidas sus condenas.
Las posteriores fueron detenidas por delitos políticos o ayuda a la guerrilla y eran presas de larga condena.
[3] Las presas dormían en el suelo de las dos salas principales del edificio, “a baldosa por persona” y algunas lo hacían en las siete celdas que había.