Política fiscal

En la tarea de redistribución, intervienen fundamentos éticos, políticos, y económicos.La función estabilizadora, donde se encuadra la política fiscal, trata de conseguir la estabilidad del sistema económico, evitar sus desequilibrios, y provocar los ajustes necesarios en la demanda agregada para superar en cada caso las situaciones de inflación o desempleo.[2]​ Como se ha expuesto anteriormente, los objetivos principales de toda política fiscal son: La manifestación principal de la política fiscal se materializa en los presupuestos del Estado y consiste en el conjunto de medidas que toma un gobierno referentes al gasto público y a los ingresos públicos.En cuanto a los ingresos se debe consignar la previsión de cuanto se espera recaudar, a través de qué impuestos, y como síntesis la relación entre ingresos y gastos del Estado.Suele estar formado por: En primer lugar, los salarios de los funcionarios del estado.En segundo lugar, por inversiones en infraestructuras públicas (construcción de carreteras, puentes, presas, salud, vivienda).El mecanismo del multiplicador no se aplica sólo a la inversión sino que tiene un carácter mucho más amplio.Sin embargo muchos economistas sostienen, a su vez, que el multiplicador keynesiano no tiene una aplicación real en el aspecto macroeconómico.Es decir, no es algo que se pueda aplicar masivamente ni rígidamente, puesto que las necesidades, ingresos y también preferencias de los consumidores, son variables y están en continuo cambio.La reducción que experimenta la demanda cuando una expansión fiscal eleva el tipo de interés se denomina efecto expulsión.En particular, como será más caro pedir préstamos la demanda de inversión tanto en viviendas y como en las empresas disminuye.Este efecto-expulsión contrarresta en parte la influencia de las compras del Estado en la demanda agregada.Su objetivo es estimular la demanda agregada, especialmente cuando la economía está atravesando un período de recesión y necesita un impulso para expandirse.Como resultado se tiende al déficit o incluso puede provocar inflación.Los mecanismos a usar son: Cuando existe una situación inflacionista provocada por un exceso de demanda agregada.Los mecanismos son los contrarios que en la expansiva: De esta forma, al disminuir el gasto público, y aumentar los impuestos, el presupuesto del Estado, tiende a generar un superávit o disminuir el déficit.La escasa penalización de la jubilación anticipada, o incluso su promoción activa, han reducido dicha oferta.[3]​ La política fiscal es la propuesta por John Maynard Keynes, que propone teorías innovadoras.Para poder financiarse, el Estado necesita dinero, y lo encuentra en el mercado privado: vendiendo títulos de deuda pública.Al vender tantos, el precio de los títulos baja, y la gente compra más ya que parecen rentables.En el caso anterior (se emite Deuda pública para financiarse), si los títulos los compran los extranjeros, la moneda propia subirá de valor.Eso hará que bajen las exportaciones (porque a los de fuera les sale más caro comprar), y no es bueno que pase eso en una fase de recesión.Los clásicos opinan que no siempre vamos a gastar el mismo porcentaje de nuestra renta; por tanto, la propensión marginal al consumo (o al ahorro) no es constante.En muchos países en desarrollo, hay discrepancias entre los anuncios y las políticas efectivamente implementadas por los gobiernos.