Poesía árabe en los reinos de taifas

De ese modo aparecen dos nuevos géneros, la moaxaja (muwashaha) y el zéjel (zayal).

Hay que mencionar también a los poetas satíricos Ibn Uht Ganim y As-Sumaysir de Elvira.

La taifa de Badajoz vivió florecimiento cultural desde el siglo X, aunque tuvo pocos poetas nativos que alcanzaran relevancia.

Compuso casidas neoclásicas, poesía modernista y moaxajas, destacando los desgarrados poemas que escribió en su exilio en el Magreb tras ser derrocado por los almorávides.

Este rey sevillano mantuvo una academia poética que exigía unas duras pruebas de ingreso.

Más tarde, tras la llegada de los almorávides, muchos se dispersaron —en muchas ocasiones hacia el Levante español— y siguieron difundiendo la mejor poesía andalusí por la península ibérica e incluso llegaron a influir en la lírica árabe de Oriente.

Ya antes de los disturbios, a finales del siglo X, se había asentado en Saraqusta el célebre poeta Yusuf ibn Harun ar-Ramadi (m. 1022), panegirista de Almanzor, que difundió en esta ciudad las modas líricas cordobesas, dirigiendo elogios poéticos a los tuyibíes.

Ibn Darray (o Darrach, más conforme a la fonética del español) puso su talento panegirista al servicio de Mundir y de su hijo y sucesor, Yahya al-Muzaffar, hasta su marcha a Denia en 1028.

Durante la época del dominio hudí la cultura saraqustí llegó a su máximo desarrollo, sobre todo en las disciplinas matemáticas y en el cultivo de la filosofía.

Otro de sus visires letrados fue el judío convertido al islam Abu l-Fadl Hasday ibn Hasday, que mantuvo su cargo de gran visir con los sucesivos monarcas Al-Mu'taman y Al-Musta'in II.

Katib o secretario de Al-Muqtádir fue Abu ul-Mutárrif ibn ad-Dabbag, que destacó en el género epistolar.

A la muerte del gran rey Al-Muqtádir, Al-Bayi le dirigió una emocionada elegía.

El poeta Ibn al-Haddad cultivó la poesía heroica y panegírica, celebrando las victorias de Al-Muqtádir sobre su hermano Yúsuf al-Muzáffar de Lérida (seguramente la que le costó el trono hacia 1080) y sobre Ibn Rudmir, es decir, Sancho Ramírez, rey de Aragón (a quien tomó varias fortalezas en 1079 y 1080).

Escribió panegíricos a estos reyes, pero destaca sobre todo en el género burlesco, como autor de conocidos epigramas.

Los reinos de taifas en 1080.