Planto

El libro de Lamentaciones, atribuido al profeta Jeremías, es, por ejemplo, en sí mismo una endecha.

El pueblo solía entonar canciones funerarias que expresaban el dolor por la muerte de un ser querido, y se cantaban desde muy antiguo: Alfonso X el Sabio ordenó que los clérigos se retirasen de los entierros cuando los acompañantes endechassen.

La más antigua conservada en lengua española es la que entonaron las damas canarias en la muerte del caballero Guillén Peraza (1443): Uno de los más bellos plantos en latín es el Epitaphion Antoninae, compuesto en Toledo.

En la literatura catalana, las primeras manifestaciones de plantos, llamados planys, las encontramos en los trovadores, en la lengua d'Oc, el Occitano, que utilizaron en su versión koiné más arcaica para realizar sus composiciones.

Así, por ejemplo, el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, de Federico García Lorca, o la Elegía a Ramón Sijé (en tercetos encadenados) de Miguel Hernández: (Miguel Hernández, siglo XX) Francisco Tárrega, compositor español especializado en la guitarra, incluyó, entre sus obras, una Endecha.