[1] Según el profesor barcelonés Xavier Roca, es «un grito desesperado que pretende invocar la memoria del amigo».
[3] Tres meses después estallaría la guerra civil, en la que Hernández se destacó como un activo defensor de la II República, lo que le llevó a morir en prisión en 1942.
[3] Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano.
Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal te ha derribado.
Está compuesto por quince estrofas, la última de las cuales es un serventesio formado por cuatro versos en vez de tres y rompe con la estructura del poema.