[2] Nació y creció en un ambiente flamenco ya que su padre fue un gran aficionado a la guitarra, hasta el punto que buscó como maestro a Javier Molina, uno de los guitarristas más importantes de aquella época.«Afortunadamente, esa fue la decisión que marcaría su vida y la de sus hijos», dijo el propio Manolo Sanlúcar en sus memorias.Estas actuaciones permitieron que su nombre llegara a oídos de Pepe Pinto.Terminada la prueba, el Pinto le propuso a Manolo que, si quería, podía pertenecer al elenco de su compañía.En ese tiempo, al joven guitarrista le llamaban «Manolito el de Sanlúcar», denominación que más tarde se transformaría en su definitivo nombre artístico.La admiración y simpatía de Sanlúcar por La Paquera fue inmediata, hasta el punto de que el propio Manolo Muñoz llegaría a expresarse más tarde en estos términos: «Aquella presencia jerezana resultó una aportación extraordinaria en mi caminar artístico».A partir de ese momento, La Paquera de Jerez y Manolo Sanlúcar formaron una pareja que durante cinco o seis años recorrió España «actuando en los teatros más prestigiosos y en los pueblos más humildes» y siguieron juntos hasta que le ofrecieron a La Paquera un contrato sustancioso en el tablao flamenco de "Las Brujas", en Madrid.Una vez cumplido el servicio militar, Manolo Sanlúcar retomó su vida profesional junto a La Paquera de Jerez.La firma del contrato hubo de demorarse hasta que finalizó la proyectada gira con La Paquera.En 1972 se produjo su primera salida al extranjero, y obtuvo el primer premio del Festival de Música Folk celebrado en Campione d'Italia (Italia), en reñida competencia con dieciséis intérpretes de otros países.Refiriéndose a ese tiempo, se expresó: «Nos damos cuenta de lo que necesitaba la guitarra flamenca y, sobre todo, lo que necesitaba era enriquecerse en el sentido armónico; la guitarra flamenca era muy pobre en armonía».Con relación al deseo de que la música andaluza llegara al exterior, Norberto Torres comentó: «Sin embargo Manolo Sanlúcar no se olvida del público de los guitarristas e incluye siempre toques flamencos en esos discos como "Sentimiento", que aparece en 1976, o "Azahares" (1981), con repertorio marcadamente marismeño en su concepción, tratamiento de flautas traveseras a dos voces, donde sin embargo una escucha atenta indica que está experimentando el cambio frecuente de tonalidades en un mismo toque, es decir, modulaciones, como recurso para aportar ideas nuevas».Pero, según Norberto Torres, la obra más ambiciosa de este periodo es su poema sinfónico "Aljibe".Igualmente en ese año recibió el Premio Nacional de Música en categoría "Interpretación".