En un momento dado, Medea y Jasón deciden marchar de Yolco a Corinto.
Sin embargo, otras versiones señalan que habían marchado de forma voluntaria.
Fuera del palacio real, una nodriza lamenta los acontecimientos que han llevado a la crisis.
Pero Medea, fingiéndose sumisa, pide un solo día de plazo para salir al destierro.
Ese plazo lo aprovecha para hacer unos regalos a la hija del rey: una corona de oro y un peplo envenenados que causan la muerte por el simple contacto.
Finalmente, Medea se siente obligada a matar a sus propios hijos, para evitar que otras manos más crueles les quiten la vida para vengar la muerte de la princesa corintia.
En el prólogo y la párodo, Medea, que está dentro del palacio, se lamenta tanto por la situación en la que se encuentra, que le produce deseos de morir, añora tanto a su patria como a su padre, invoca a la diosa de la justicia, Temis, y expresa su ira contra la hija del rey, contra Jasón y contra sus hijos.
[6] Más adelante, Medea anuncia al coro que pretende concretar sus planes de venganza matando a la hija del rey y a sus hijos, y después huir de la ciudad.
Fragmento de un
códice
de
vitela
del s. IV o V d. C. hallado por
Flinders Petrie
en 1888 en Arsínoe (Egipto) y conservado en el
University College de Londres
. El texto corresponde a las líneas 1087 a 1091 de
Medea
.
[
2
]
A pesar de ser una muestra tan pequeña, ha influido en ediciones modernas de la tragedia.
Crátera de figuras rojas, datada hacia el 400 a. C., que conserva en el
Museo de Arte de Cleveland
. La escena representa el final de la tragedia de Eurípides. Medea, tras haber asesinado a sus hijos, aparece en un carro tirado por serpientes aladas. Medea viste ropas orientalizantes y gorro frigio, lo que simboliza su condición de extranjera. El carro está rodeado por el Sol (Helios), el abuelo de Medea, que fue quien le dio el carro. Abajo, se encuentran los cadáveres de sus dos hijos sobre un altar. Una mujer con cabello blanco está al lado de los cuerpos y se lleva las manos a la cabeza en señal de desolación. A su lado, otro hombre también se lleva las manos a la cabeza. A la izquierda, Jasón, con barba y vistiendo solo un himatión caído que deja al descubierto su pecho, tiene una expresión de horror al descubrir los asesinatos perpetrados por Medea.
Cartel publicitario de
Medea
, obra de
Alfons Mucha
(1898).
Elisabetta Pozzi
[
3
]
en el papel de Medea. Teatro Griego de
Siracusa
, 2009.