[4] El último verso de cada estrofa repite, con diversas variantes, un estribillo que comprende la palabra «Jherusalem».
Estos poemas «de abecedario» eran típicos de la poesía hebrea, y están presentes en textos castellanos compuestos por judíos como la Lamentación del alma ante la muerte o El pecado original.
Por todo ello se ha considerado la hipótesis de que el autor estaba vinculado con alguna comunidad judía (aljama).
[5] Otra posible fuente serían las primeras cuatro primeras «Lamentaciones de Jeremías» del Antiguo Testamento, cuyo tema es la la destrucción de Jerusalén en 587 a. C. por Nabucodonosor II, que también incorpora un acróstico alfabético.
[6] En el aspecto estilístico, destaca el uso verbal del presente histórico, combinado arbitrariamente (como lo hacían los romances) con el pasado, como en estos ejemplos, en el primero de los cuales el asíndeton aligera la narración: