Sin embargo, esta denominación por lo general es aplicada a la canción italiana de comienzos del siglo XVII, especialmente en el período que va desde aproximadamente 1600 hasta 1640.
Los instrumentos musicales de acompañamiento que ejecutaban el continuo podían ser el laúd, el chitarrone, la tiorba, el clavicordio, el órgano e incluso en ocasiones la guitarra.
Las composiciones en forma monódica podían ser llamadas madrigales, motetes, incluso concertos (en el sentido antiguo del concertato, que significa "con instrumentos") y naturalmente los números solistas de las primeras óperas.
Un importante tratado antiguo sobre la monodia se encuentra recogido en la colección de canciones Le nuove musiche escrita por Giulio Caccini en Florencia en 1601.
En la poesía lírica griega bizantina, la monodia era un poema en el que una persona lamentaba la muerte de otra, esto es, una elegía fúnebre, un treno, epicedio o planto.