La predilección de los reyes españoles por la pintura flamenca y los temas religiosos incidió en las escasas aportaciones de la pintura quattrocentista italiana.
Se deberá esperar hasta Felipe IV para que Andrea Mantegna -con su excepcional obra, El tránsito de la Virgen- tenga un lugar de privilegio en las colecciones reales, y para que lleguen a España otras obras de artistas italianos, como Rafael.
En la operación también se incluyó la donación por parte del actual duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, de una predela con la escena del funeral de san Antonio Abad, recientemente atribuida asimismo a Fra Angelico.
Otros dos ejemplos son dos tablillas dedicadas a la vida de san Eloy, donadas por Cambó.
[4] Actualmente son consideradas autógrafas de Amico Aspertini en colaboración con su hermano Guido.