Estas colecciones comprenden tapices, bordados, armas, armaduras, muebles, vidrios, cristales, lacas, abanicos, platería, marfiles, cerámicas, lozas y porcelanas, así como un conjunto de ochocientas cuatro medallas de los siglos XV al XIX y novecientas cuarenta y seis monedas autónomas españolas legado por Pablo Bosch.
El primer Borbón español recibió ciento sesenta y nueve obras, un porcentaje no muy grande del total (seiscientas noventa y ocho inventariadas en 1689), pero que fueron seleccionadas entre las mejores de la colección.
Sin embargo casi todas las actualmente existentes están mutiladas por los robos producidos durante la Invasión francesa y otro sufrido en 1918, que además redujeron su número a ciento cuarenta y cuatro.
Estas piezas tienen su origen en la Antigua Roma, en el llamado opus sectile, o taracea de mármoles y piedras duras polícromas, una técnica rara y costosa que vivió su apogeo durante la época del emperador Augusto y que fue recuperada a mediados del siglo XVI en Florencia y la propia Roma.
Fueron fundidos por Matteo Bonucelli da Lucca (también conocido en España como Matteo Bonarelli de Luca), fundidor ayudante de Bernini, y del que el Prado posee otras dos obras: la Venus de la concha y el famoso Hermafrodita que se expuso durante muchos años en la sala de Las Meninas; este último un caso excepcional, ya que la copia resultó de tanta calidad que superó al original.