Petra de San José

[1]​ Beata Petra de San José fundó en vida ocho casas: Málaga, Ronda, Gibraltar, Martos, Andújar, Valencia, álora Vélez Barcelona y Arriate; todas ellas con hogares para huérfanas o residencias de ancianos.

La familia contaba con tierras, casa y un molino por lo que se puede definir como acomodada.

En su adolescencia salía con un joven de la comarca, José Mir, según ella misma atestiguó en sus memorias.

Estos, según la beata Petra, le ofrecieron la posibilidad de casarse con otro joven, pero ella se negó.

[5]​ Se retiró de la vida social, empezó a practicar la caridad de forma activa: por las noches, junto con su hermano Juan, repartía alimentos entre las familias menos favorecidas del valle y acudía reiteradamente a la iglesia.

Después de estos hechos, su padre flexibilizó su posición respecto la vocación de Ana Josefa y le permitió dedicarse íntegramente a la caridad aunque siguió sin permitirle su consagración religiosa, según ella misma escribe en sus memorias.

Al acondicionar el nuevo hogar la Beata y Josefita se trasladaron a vivir con los ancianos que cuidaban.

Alquilaron la parte trasera de la casa que contaba con un pequeño patio, un cuarto en planta baja y una cámara con acceso.

Ana Josefa decidió obedecer y hacerse religiosa en la congregación que le habían recomendado; Josefita no dejó el valle y siguió en la Casa de los Pobres acompañada de Isabel Bravo, que era muy joven para ingresar como religiosa; Francisquita quiso acompañarla, pero sus hermanos, contrarios a que se hiciera religiosa, la obligaron a volver al valle en contra de su voluntad, algo habitual en aquella época.

[7]​ Ana estaba al frente del hospital y gestionaba los donativos que recibía.

Contrariada por este hecho pidió consejo a su director, el padre Mariano, quien le aconsejó que dejara la congregación, lamentádose de habérsela recomendado.

Zegrí trasladó a sus religiosas mercedarias al hospital de Álora, puesto que ahora le pertenecía.

El obispo Gómez-Salazar recibió noticias del caso y quiso entrevistarse con Ana, a quien le aconsejó que no ingresaran con sus compañeras en ninguna otra orden y que siguieran trabajando con los enfermos por un periodo de prueba de dos años.

Al año siguiente de la profesión, desearon prepararse para renovar los votos haciendo ejercicios espirituales.

Tan duro fue aquel primer tiempo que las religiosas comían de la caridad del Padre Coca.

Finalmente este tuvo que plantear la posibilidad de abandonar a las religiosas para buscar una capellanía.

Establecidas y aceptadas en Málaga, madre Petra empieza a plantearse fundar otra casa en Ronda.

Ruiz le expuso a madre Petra su deseo de fundar un asilo para desamparados y como las Hermanitas de los Pobres ya tenían uno en Ronda para ancianos le propuso a la Madre fundar un asilo para huérfanas.

En este periodo inició las visitas domiciliarias para atender a familias enfermas y necesitadas en su propia casa.

Una vez abierto el asilo, añadió a su obra social clases gratuitas para externas.

Ahora es un colegio concertado llamado La Inmaculada y San José de la Montaña.

Ofreció a acoger a todas las niñas huérfanas de la catástrofe en el antiguo convento de los capuchinos donde la Congregación tenía su noviciado ya que el antiguo se les había quedado pequeño.

El convento capuchino abandonado fue donado a la Congregación por mediación de monseñor Gómez-Salazar.

[9]​ Para gestionar los fondos económicos destinados a construir un asilo nuevo —ya que todas las instalaciones del antiguo convento, a excepción de la iglesia, habían sufrido grandes daños—, se estableció una junta administrativa; el obispado cedió unos terrenos en los Martiricos, donde según la tradición habían sufrido martirio los hermanos Ciriaco y Paula; además, Trinidad Grund, viuda de Heredia hizo un donativo en nombre de la exreina Isabel II.

Las religiosas no conocían a nadie en la ciudad, y fueron acogidas por Dolores Badía, que vendía velas en la iglesia, en su casa de calle Perot Lladre 3, 4º-1.ª, donde vivía junto con su hija Mercedes Reisach Badía.

Madre Petra hizo llamar a las novicias que se encontraban en Málaga para hacer junto con las de la Ciudad Condal los ejercicios espirituales y preparar la inauguración, pero unos días antes de la ceremonia llegó notificación del prelado negando el permiso otorgado.

Por su valioso apoyo, en cuando llegó el momento de la obra del Santuario, madre Petra lo llamaba su cirineo.

Al día siguiente oyó misa en el oratorio privado del sumo pontífice y recibió la comunión de sus manos.

El niño nació bien, pero la placenta no fue expulsada y Pastora sufrió una grave hemorragia.

Se realizó una transfusión por insistencia familiar y la Pastora comenzó a recuperarse.

Tapiz que se situó en la plaza de San Pedro de la Ciudad del Vaticano durante la beatificación de la Madre Petra de San José. Existe una copia en el Real Santuario de San José de la Montaña, Barcelona.
Ruinas De la Iglesia de Zafarraya tras el terremoto
Imagen altar Petra san José
Estatua de Petra de San José en Málaga .