Allí tuvieron su solar, fundaron un mayorazgo, y los recuerdan hoy en días piedras armeras y escudos pintados en su parroquia de San Pedro Apóstol.
Como consecuencia de ello, heredó tempranamente importantes feudos y propiedades.
[3] Poco tiempo después contrajo matrimonio con Petronila de Ibarra y Argañaraz Murguía.
Al mismo tiempo que ejerció el comercio, se desempeñó también en diversos oficios públicos, declarando que:fui yo electo tres veces por Alcalde Ordinario; y asistí siempre con mis armas y caballos, sirviendo a Vuestra Real Persona en todas las facciones de guerra que se ofrecieron en la dicha Provincia, con mucho gasto de mi hacienda y a satisfacción de toda la ciudad y Gobernadores de dicha Provincia; y fui Alférez Real proietario de dicha ciudad.
Lo hizo junto a Juan Antonio Solinas, sacerdote jesuita oriundo de Cerdeña, Italia.
Allí, en su Catedral de San Salvador, fueron exhibidas como reliquias por casi dos siglos.
Sin embargo, por considerarse que no se trataba de una práctica que haya sido autorizada por la Iglesia Católica, se dio fin a su exhibición, perdiéndose el rastro de las reliquias en las décadas siguientes.
[3] Algunos autores afirman que los huesos del sacerdote habrían sido resguardados por sus descendientes.