Se estima que a finales del XIX no tendría más de mil habitantes.Su padre ostentó diferentes cargos públicos en la localidad, incluidos los de Alcalde, Corregidor, Municipal y Regidor.Patrocinio, cobijada en la literatura, lo describió en varios versos.Ya esparce la noche su calma sombría El alma agitada no puede pensar; Espero afanosa la aurora y el día Y en tanto no cesa mi triste llorarQuedó de nuevo embarazada y su tercer hijo nació en 1866, José María del Olvido.Era blanco, como las hojas de la diamela; su cabello rubio, sus ojos grandes, negros…Comenzó a colaborar en la prensa de Jaén, Madrid y Granada.En 1872 publicó su libro Guirnalda de Pensamientos, escrito tres años antes, con dedicatoria a su hijo José María del Olvido.Lamentablemente, el niño falleció a los seis años de edad en 1872 en Baeza.Un año después, en 1873, también falleció su esposo poco antes de que ella cumpliese 28 años.Tras ambas publicaciones adquirió reconocimiento y fue solicitada su colaboración en la prensa madrileña.Esto le hizo plantearse abandonar Baeza aunque continuó una estrecha relación con familiares, amigos y cualquier aspecto directa o indirectamente relacionado con la realidad de su comarca jienense a lo largo de toda su vida.Patrocinio de Biedma llegó a definirse como madrileña por los gustos, andaluza por nacimiento y gaditana por el deseo.A destacar sus colaboraciones en la prensa de Cádiz, La Moda Elegante, El Cocinero 1897, Revista Teatral,1898.Colombia, 1917, y, muy particularmente, en Cádiz, en la que se cuentan más de cien artículos (1877-80).Entre sus colaboradores estaban, entre otros, Emilio Castelar, Andrés Borrego, Nicolás Díaz de Benjumea, Josefa Sevillano del Toral, Joaquín Ruiz Jiménez, Cayetano del Toro y Madame Rattazzi.Muy concienciada con el pacifismo militó, y en 1898 fue nombrada vicepresidenta en España de la «Ligue des femmes pour le desarmement international» (Liga de las Mujeres para el Desarme Internacional).Conoció la obra que desarrollaban las primeras mujeres en actividades poco usuales en aquella época, por ejemplo en el mundo de las artes o de las ciencias, e informó sobre ello en dos artículos suyos publicados en El Correo de la Moda: «Las mujeres artistas» (1882-febrero) y «Las mujeres doctoras» (1882-octubre), dedicado a la primera doctora española, Martina Castells Ballespí.Entre las obras colectivas en las que colaboró cabe citar los artículos publicados en Las mujeres españolas, americanas, lusitanas, dirigida por Concepción Jimeno de Flaquer: «La dama del gran mundo», «La madrileña», «La mujer de Jaén» y «La dama diplomática».