Estos obtuvieron un éxito en las elecciones de 1905, dando con sus escaños apoyo a los liberales, partidarios del sufragio universal por ley.
Tras la manifestación del conocido como Martes Rojo (Roode Dinsdag) en el Prinsjesdag de La Haya, se presentó la petición al Parlamento, pero fue rechazada por la reina Guillermina.
No quiso participar en el Gobierno, sabiendo que su programa no se podría realizar, pero formó parte de un gabinete extraparlamentario donde se reclamó el sufragio universal, la jornada laboral de ocho horas y una pensión a los jubilados.
Empero, esto provocó que los aliados bloqueasen los puertos holandeses, la escasez y la represión de las huelgas.
Moderaron entonces su programa: en 1934 ya no pedían el desarme del país, suavizaron su republicanismo y enfocaron su programa a las mejoras de la vida de la clase obrera y no a la revolución.
En 1935 se publicó el Plan van de Arbeid, donde el SDAP reclamaba aumentar el trabajo, proteger el desempleo y nacionalizar empresas vitales.