Inocencio X

Tras graduarse fue nombrado, en 1604, abogado consistorial y auditor del Tribunal de la Rota.

Cuatro años antes de la elección de Inocencio X, en 1640, España, que seguía siendo una poderosa nación con enorme incidencia en Italia y, por ende, en los Estados Pontificios, había visto cómo Portugal había logrado su independencia y nombrado rey a Juan IV.

Su afinidad con España hizo que Inocencio X se negara a reconocer, como su predecesor Urbano VIII, la independencia del reino portugués y a Juan IV como legítimo soberano, negándole además el derecho a aprobar los obispos designados para Portugal, lo que provocó que al fallecer el pontífice solo existiera un obispo en el reino luso.

Mazarino hizo intervenir en el caso al parlamento francés que declaró inválidas las disposiciones papales.

Su cuñada, Olimpia Maidalchini, temida y odiada en Roma, se convirtió en su principal consejera.

Más tarde sus restos fueron trasladados a una sepultura hecha construir por su sobrino Camilo en la iglesia de Santa Inés en Agone.

Muestra al pontífice en un medallón, rodeado de figuras como el dios Tíber.

Estatua del papa, por Alessandro Algardi .