Su fachada se extendía por un trecho que —en la acera opuesta— quedaba comprendido entre la calle del Príncipe y la del Lobo (después llamada de Echegaray).
Representó a ambos al aire libre, siguiendo la moda inglesa neoclásica.
[3] También se celebraban en sus salones representaciones privadas de teatro, en las que actuaban los propios anfitriones, o familiares y amigos suyos, junto con actores profesionales.
[4] A finales del XVIII cundían por toda Europa las tendencias orientalistas en arquitectura y decoración.
La institución se mudaba para disponer de salones más amplios y elegantes.
[6] Años después, los socios quisieron comprar el palacio, pero los propietarios no se avinieron.
En 1880 el edificio hubo de ser derribado y el Casino se trasladó a la esquina de las calles Alcalá y Sevilla, al edificio donde estaba el Café Suizo (y en cuyo solar se construiría en 1920 el del Banco de Bilbao).
Este café, tan próximo a las Cortes, fue el verdadero centro de la vida política madrileña durante el Sexenio Revolucionario.