Estas noticias despertaron gran escepticismo entre los españoles, convencidos del carácter inconstante que atribuían a estos acuerdos.
En el lugar se dispuso de todo lo necesario para atender a los mapuches que asistieran.
Tras finalizar la negociación, la comitiva española avanzó hasta La Imperial, donde le fueron entregados algunos cautivos.
De hecho, la administración española archivó las actas del parlamento como un tratado internacional.
Los cronistas reiteradamente dejarán constancia acerca de las ceremonias que los mapuches denominaban koyag, los compararán con los cabildos españoles, explicarán cómo se realizaban las juntas entre los mapuches y señalarán aspectos rituales para celebrar las paces, por ejemplo celebrar victorias o para convocar a la guerra.
Estaban Erize, en su diccionario araucano-español, define el "coyag", como Junta solemne o parlamento.
En los escritos se puede observar que esta palabra estaba asociada a un evento particular de la sociedad mapuche, en el que se trataban temas de enorme importancia, para lo cual tenían lugares específicos donde realizaban sus convocatorias.
En su escrito, como también en los otros cronistas, queda explícitamente de manifiesto, como estas juntas eran reuniones periódicas que se daban en la sociedad mapuche, y el hecho que obedecían a una costumbre anterior a la llegada de los españoles.