En 1865 se matriculó en la École Navale de Brest, pero optó por no ejercer la carrera militar.
Este mismo año, obtiene de su padre permiso para realizar un largo viaje, pero una vez llegado a París, nota que tiene muy poco dinero para continuar y, no queriendo regresar en esas condiciones, decide gastar el dinero que le queda en un viaje de segunda clase en el primer buque que zarpara.
Es así como se sube al velero "Anita", con destino a Buenos Aires (influyó en su decisión de emigrar el disgusto que le ocasionaron las nuevas nupcias que había contraído su padre).
Llevaba una carta de recomendación del filósofo y antiguo alcalde de Toulouse Adolphe Gatien-Arnoult, para su ex-colega universitario Amadeo Jacques (que había emigrado a la Argentina y estaba casado con la patricia Benjamina Augier Echagüe).
Durante los siguientes diecisiete años, dicta clases de matemática en el Colegio Modelo, comienza sus estudios autodidactas en la biblioteca, trabaja como catedrático, da clases en la Escuela Normal y en el Colegio Nacional de Tucumán.
Ocupó este cargo hasta su muerte, cuarenta y cuatro años más tarde.
"Su póstuma reputación fue apoyada por menciones frecuentes en los ensayos críticos de Jorge Luis Borges, quien escribió su necrología.
En el ensayo autobiográfico La ceguera, Borges mencionó la influencia de Groussac sobre Alfonso Reyes, a quien apreciaba mucho: "Alfonso Reyes me dijo: 'Groussac, que era francés, me enseñó cómo debe escribirse en castellano'.
"[4] Como crítico, Groussac fue muy conocido por su carácter despiadado e intratable, y por su sarcasmo fulminante.