Vulgarmente se le llama “dialecto” a cualquier lengua indígena, pero esto ha degenerado en un título despectivo.
Es por esto que, en la nueva terminología del INALI, la palabra “dialecto” fue descartada completamente, y se cambió por “variante“.
En la época de la conquista española, la escritura azteca usaba mayormente pictogramas suplementados por unos pocos ideogramas.
Los mayores problemas incluyen: Cuando los frailes españoles comenzaron a transcribir el náhuatl en el alfabeto latino, naturalmente, hicieron uso de las prácticas del idioma castellano como base para la escritura nahua.
Algunas otras transcripciones marcan el saltillo con una ‹h› porque en el náhuatl clásico, el fonema era pronunciado como una oclusiva glotal y no era transcrito consistentemente por otros gramáticos más que Carochi.
No obstante, para dar una descripción adecuada de náhuatl clásico, es esencial marcar tanto la longitud vocálica como el saltillo.
En 2016 surgió una propuesta de un abugida o alfasilabario que proponía una escritura más económica y acorde a los fonemas del náhuatl.
La propuesta fue formulada por Eduardo (Edward) Trager, y publicada al español en un artículo, un nuevo sistema para la escritura náhuatl, en este espacio digital: http://unifont.org/nahuatl/ En 2018, pueblos nahuas de 16 estados del país comenzaron a colaborar con el INALI creando una nueva ortografía moderna llamada yankwiktlahkwilolli,[6] ideada para ser la ortografía estandarizada del náhuatl en los próximos años.