Su aparición comenzó como una migración paulatina y se transformó con el tiempo en una conquista militar del territorio egipcio.
Hoy sabemos que los hicsos se establecieron en la ciudad más grande del mundo antiguo, Avaris, y se dieron faraones por más de 100 años hasta que fueron expulsados por un ejército nacionalista egipcio liderado por Amhosis.
Respecto a su identidad étnica hay varias hipótesis, aunque la población se componía de inmigrantes llegados desde Siria, Canaán y Mitani.
A Jamudy se le nombra como el último rey hicso en un fragmento del Canon de Turín.
[4] En su obra contra Apion, el historiador del siglo I Flavio Josefo discute el sincronismo entre el relato bíblico del Éxodo de los israelitas de Egipto, y dos eventos que el historiador egipcio Manetón menciona.
Apion identifica un segundo éxodo mencionado por Manetón cuando un renegado, que el sacerdote egipcio llamó Osarsef, condujo 80.000 leprosos en rebelión contra Egipto.
[6] Muchos eruditos interpretan que leprosos y sacerdotes leprosos no debe ser entendido de forma literal: no como enfermedad sino como una extraña e incómoda creencia ajena a la cultura egipcia.
Kamose se refiere a Apofis como cacique de Retjenu (es decir Canaán) en una estela, lo que implica el origen cananeo para este rey hicso.
Esta visión tiene dificultades para explicar cómo grupos que vagaban habrían podido conseguir el control de Egipto, especialmente teniendo en cuenta que la dinastía XII había llevado al país a un máximo de poder.