En vida proporcionaba protección contra el mal, visible o invisible, dando diariamente fuerza y poder.
En la muerte, quien lo portaba adquiría la posibilidad de resucitar y poder alcanzar la vida eterna.
Por otra parte, la bola de estiércol rodada por el escarabajo pelotero se asemeja al Sol.
Plutarco escribió: Los egipcios creyeron que Jepri renovaba el Sol cada día tras su desaparición en el horizonte, llevándole a través del mundo subterráneo, Duat, después del ocaso para renovarle otra vez al día siguiente.
El techo astronómico en la tumba de Ramsés VI relata la "muerte" cada noche y el "renacimiento" del Sol como siendo tragado por Nut, diosa del cielo, y reapareciendo de su matriz como Jepri.
Los escarabeos fueron tallados en variados materiales: esteatita, basalto, granito y en piedras preciosas como lapislázuli, amatista, cornalina, e incluso en metales como el oro.
Las excavaciones arqueológicas en Egipto han sacado a la luz imágenes de escarabeos en hueso, marfil, piedra, fayenza egipcia y metales preciosos, fechados desde la sexta dinastía hasta el período romano.
En general se usaban como amuletos, y en su reverso llevaban figuras o textos.
[3] Hechos en su mayoría de esteatita vidriada, medían entre 4,7 y 11 cm, con un texto en su parte inferior.
Fue muy usado en la dinastía XVIII, dándole Thutmose III el uso de sello real.
Amenhotep III los utilizó profusamente, como forma de propagar por sus dominios las noticias relacionadas con él o con la familia real.