Vitalismo

El vitalismo es una teoría protocientífica según la cual los organismos vivos se caracterizan por poseer una fuerza o impulso vital que los diferencia de forma fundamental de las cosas inanimadas y no está sujeta a las leyes fisicoquímicas generales.

[3]​ Tradicionalmente se describe como una fuerza inmaterial específica, distinta de la energía estudiada por la física y otro tipo de ciencias que, actuando sobre la materia organizada, daría como resultado la vida y sin la que sería imposible su existencia.

También se conoce por «vitalismo» a lo que Scott Lash y otros autores llaman «defensa de la vida».

Esta fuerza es identificada frecuentemente con el alma o el espíritu del que hablan muchas religiones.

En sentido estricto, el término "vitalismo" designa la escuela de Montpellier y su principal exponente Paul Joseph Barthez (1734-1806).

La biosemiótica busca comprender la relación entre los signos, los procesos y la vida de una manera que pueda analizarse científicamente, trascendiendo los conceptos primitivos del vitalismo clásico.

Enfatiza los procesos comunicativos dentro de los sistemas vivos, incluso a nivel molecular; por ejemplo, el ADN es decodificable.

[15]​[16]​[17]​ Por ello, evitan dar muerte a cualquier ser vivo, incluidas las liendres en el cabello, y muchos de ellos optan por no cortárselo o no lavárselo, por esta razón o para indicar que se da una mayor importancia al espíritu que al cuerpo.

El complejo diseño mágico-científico tiene el potencial de traer prosperidad a Piltover, pero también plantea riesgos.

Xavier Bichat , uno de los principales defensores del vitalismo.