En dicho documento se deslindan los términos que abarcaban, y entre ellos hace mención a Noreña.
Es en este documento cuando aparece por primera vez aplicado inequívocamente el nombre de Noreña a un lugar poblado.
Las autoridades nombradas por los obispos tuvieron diferencias y pleitos con los del concejo llegando en ocasiones a la violencia, como se desprende de una cédula dirigida por Fernando el Católico al corregidor del Principado, Fernando de Vega, en 1514.
Esto irritó de tal modo al corregidor que no solo desobedeció la penitencia, sino que envió al instante a un alguacil acompañado de más gente y un lebrel a buscar al refugiado que a la sazón se hallaba oyendo misa; lo sacaron de allí por la fuerza y como protestase, soltaron al perro que mordió en el cuello y en un brazo, y por último le ahorcaron sin atender sus peticiones de confesión.
El corregidor fue llamado a Flandes, para dar cuenta al rey, cayendo en desgracia de este.
Manrique murió, excomulgado en Perpiñán, y aquellos que le habían secundado hubieron de hacer penitencia yendo desde la iglesia de San Francisco a la catedral, con los pies descalzos y con velas encendidas en las manos, donde el obispo les absolvió.
Para evitar el contagio de Siero se estableció un cordón sanitario que motivó graves altercados con estos vecinos.
El concejo presenta un relieve muy poco significativo debido a que no existen grandes accidentes geográficos en la zona.
Noreña concentra en su territorio a 80 pequeñas y medianas empresas de las 130 que existen en Asturias.
En el siglo XXI muchas han sido las fábricas cárnicas que han cerrado sus puertas, pero esto en vez de ser el fin del sector, sirvió para modernizar y renovar las que quedaban haciéndose muy competitivas.
Con respecto a las curtidoras del cuero, no han tenido la misma fortuna y pocas son las familias que viven en este siglo de ello.
En el curso siguiente, incorporó la Formación Profesional Reglada cuyo título permitía ejercer como oficial en la rama elegida.
Estuvo cerrado durante cuatro años, para ser abierto finalmente en el curso 1980-81 como Instituto independiente.
[13] Se inauguró en el curso 1974-1975, siendo alcalde Alejandro Ortea Nachón y director Alfredo Gutiérrez Bernardo.
Pasaron unos años, tras la Guerra Civil, hasta que esta fundación volvió a desempeñar su fin docente.
El concejo cuenta con un preparado centro de salud dedicado a Luis Alfonso Peña Rubio.
El centro de salud tiene una placa en la fachada que pone: El centro está siendo atendido por: tres médicos generales, un médico pediatra, cuatro enfermeras y cuenta además con un Servicio de Odontología e Higiene Dental, Fisioterapia, Obstetricia, Asistente Social, Auxiliar Clínica y dos Auxiliares administrativas.
Posteriormente, en 1913 en una de las veces en que volvió a ser alcalde Justo Rodríguez Bustelo, se introdujeron importantes reformas en estos jardines y también en el quiosco: Situada en la cima del Rebollín ha sido siempre monumento más emblemático de la villa al ser tan visible.
Su sencilla fachada está blasonada y cuenta con diez huecos adintelados: en la parte baja tiene dos ventanas a cada lado de una amplia portada; en la parte superior tiene cinco balcones y sus balaustres son de hierro forjado.
Unida la fachada norte del edificio, existe una pequeña capilla dedicada a San Joaquín y Santa Ana; de 1760.
Cuenta con portada adintelada y dos ventanas abocinadas en el frente, entre las que figura la hornacina para una desaparecida imagen.
Rematando su fachada, la típica espadaña renacentista, compuestas de pilastras, frontón, pináculos y cruz.
Tanto la capilla como la imagen del Ecce Homo se conservaron en perfecto estado, recibiendo frecuentes visitas de sus devotos, hasta el año 1901.
La donación no se llevó a efecto ya que, muy pronto, fue nombrado como nuevo alcalde Alejandro, hijo de Justo Rodríguez Fernández; quien creó los jardines en la referida plaza con tanta rapidez que se inauguraron el sábado del Ecce Homo de aquel mismo año.
Estos jardines, hoy tienen pavimentados sus pasillos y se ha creado un acceso central, en la calle Flórez Estrada.
Las fachadas este y norte, con la hermosa galería sobre cinco columnas, mirador y balcones modernistas en hierro fundido que posiblemente son, junto con el portón principal de la finca, obra de Arturo Bertrand Renard, dado que este palacio es coetáneo al quiosco municipal.
Benigno Fanjul Fernández y Ángeles Cabeza Colunga, tras comprar el inmueble, realizaron una gran restauración y abrieron al exterior esta propiedad, eliminando el muro de piedra frente a la fachada principal, ante la que crearon un jardín.
En 1990 sus herederos, realizaron otra restauración, reconstruyendo su cubierta y galería, siguiendo las normas del Patrimonio Artístico.
Es presidente de honor de la Orden del Sabadiego Juan Carlos I, y son miembros honoríficos entre otros: Camilo José Cela (†), Alfredo Landa, Emilio Alarcos (†), Manuel Fraga (†), Alfredo Amestoy, Gustavo Suárez Pertierra, Rafael Fernández (†), Concha García Campoy, Arturo Fernández, Sofía Mazagatos, Carlos Bousoño, entre otros.
En cuanto a los postes destacan el brazo gitana, rosquillas de pepona, casadielles, arroz con leche, manzanas asadas y las castañas cocidas.