También los daños sufridos durante la Guerra de la Independencia tuvieron importantes repercusiones en lo que hoy es la institución.Se han propuesto varias explicaciones, entre ellas el nomadismo de la corte, la guerra contra los reinos musulmanes del sur y las luchas internas entre los Trastámara.[11] Un Estado del siglo XVI como la Corona castellana, que pretendía sumarse a los nuevos tiempos de modernidad tras el Medievo, necesitaba rodearse de un aparato burocrático perfectamente articulado, y en ese sentido la figura del archivo fue crucial.[17] En cierto sentido lo fue, ya que, tras varios intentos, allí se concretó la idea de establecer un archivo oficial en Castilla.Además, este se dotó casi cinco décadas después (en 1588) de un reglamento pionero en cuanto a su funcionamiento.[3] El archivo se emplazó en Simancas, una localidad situada a diez kilómetros de Valladolid.[18] El lugar no fue escogido al azar, sino que se eligió uno fortificado y fácilmente defendible.Posteriormente, su situación estratégica entre los reinos de León y Castilla le confirió un papel relevante en la política peninsular.Sin embargo, en ese año Francisco Rodríguez Marín publicó un documento en el cual, aparte de otros datos históricos,[23] se dice que la fortaleza de Simancas había sido tomada por el almirante Don Fadrique en tiempos de Enrique IV para posteriormente ser derruida y reconstruida por su hijo, el almirante Don Alonso Enríquez.Desde que los Reyes Católicos tomaron posesión de la fortaleza en 1490, se han hecho todo tipo de modificaciones, desde las diferentes alturas que construyó Felipe II hasta las múltiples reformas llevadas a cabo para adecuar el edificio al archivo.[10][13] El precedente más claro está en Fernando el Católico, que trató de organizar su propio archivo, encargándoselo al bachiller Diego Salmerón, pero este murió en 1519 y nunca llegó a llevarlo a término.[35] En 1545 se nombró el primer tenedor del archivo, el licenciado Antonio Catalán, y en este momento ya se puede hablar del AGS instituido como tal y no ya como un proyecto.[39] Este mandato dio paso a unos años en los que el trabajo fue anormal e improductivo.[41] El mandato ejercido por Ayala fue amplio y se puede dividir para su estudio en dos etapas: Respecto a la primera fase, hasta 1564 existen pocas noticias,[42] con solo algunos datos concretos, como el de que en 1572 Diego de Ayala viajó a Madrid para recoger unos documentos, entre los que se encontraban cincuenta y tres arcas con papeles relacionados con las Indias.[48] Por otro lado, en esta etapa se trató de engrandecer el AGS todo lo posible, algo que planteó, especialmente desde 1588, problemas económicos serios.[49] Así, se vivieron algunos momentos contradictorios, como cuando Felipe II visitó la institución en 1592 y sugirió toda suerte de reformas para las cuales luego apenas hizo aportaciones económicas.[37] Este documento trató de sistematizar los procedimientos a la hora de recoger documentos, conservarlos, describirlos y difundirlos, por lo que la historiografía dedicada a Simancas siempre lo ha planteado como un texto clave para entender no solo el funcionamiento de este archivo en concreto, sino que también se ha presentado como un procedimiento paradigmático e influyente en la posterior archivística hispana.[53] Desde este momento y en los siglos venideros, se observa una tendencia en relación con los documentos que llegan: salvo textos de grandes dimensiones, la mayoría de los envíos corresponden a papeles de los ministerios que yacían amontonados en cajones, y que, habiendo perdido actualidad y para recuperar sitio, se enviaban a Simancas.[57] El heredero del clan de Ayala estuvo en el cargo desde 1630 hasta 1656, y aunque al principio todo apuntaba a que sería una nueva época dorada –era joven y tenía experiencia– no supo rodearse de un buen equipo.De hecho, se le obligó a hacer un informe anual sobre la marcha del AGS.[57] Felipe IV autorizó al Conde-Duque de Olivares a crear su propio archivo, algo que influyó negativamente en Simancas.[64] En este periodo se produjo la visita de Felipe V, que en 1710 quiso conocer Simancas.[74] Cuando en 1817 se hizo un informe oficial, los años en los que hubo guarnición francesa en el castillo fueron calificados de «calamitosos».[76] Una parte de los documentos se llevó a Francia, ya que Napoleón deseaba hacer en París un gran archivo europeo centralizado, por lo que previamente había saqueado otros archivos en Alemania, Austria e Italia.[78] Para tratar de reconducir la institución, se nombró a Tomás González como su nuevo director.[81] Por otro lado, gracias a la Real Orden del 24 de abril de 1844, el archivo se abrió, al menos en líneas generales, a la investigación e historiadores como Manuel Danvila o Cánovas del Castillo pudieron trabajar en él.[86] La exposición de documentos creció permanentemente, hasta ser considerado en la práctica un aspecto tan importante como la propia investigación.[7][8] En 1914 el traslado de algunos documentos hacia Madrid para facilitar su estudio por parte de expertos, que no querían trasladarse al castillo, provocó una protesta en toda la provincia que al final acabó con los papeles en su sitio.González Amezúa describió la única posada de Simancas como un lugar ruin e inhóspito.[97] En 2017 la Unesco incluyó al archivo dentro del Programa Memoria del Mundo,[98][99][100] convirtiéndose en el segundo patrimonio histórico documental vallisoletano que forma parte de dicho reconocimiento puesto que en 2007 fue incluido el Tratado de Tordesillas.
Vista lateral del castillo.
Plano del siglo
XVI
en el que se indican las estancias que ocupaba en ese momento el AGS en el interior del
castillo
.
Felipe II
llevó a cabo, durante su reinado, varias acciones relacionadas con Simancas. Entre ellas, destacan la Instrucción para el Gobierno del archivo,
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de 1588, y una visita al lugar en 1592, en la que sugirió algunas reformas.
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Plano de un proyecto de ampliación de la planta principal del AGS, planteado por Juan de Villanueva en el año 1785.
Real Orden del 20 de junio de 1816 en la que se manda a Tomás González a Valladolid a recibir 146 cajones pertenecientes al AGS. Estos cajones retornan de
Bayona
, donde habían ido a parar por orden de
Napoleón
durante la invasión francesa.
Diapositiva en color del Castillo que alberga el Archivo, último tercio del siglo
XX
El Archivo fue reformado entre 1999 y 2007.
Parte de la biblioteca del Archivo, año 2011.
Vista aérea del complejo, año 2023.
Real Cédula
de 16 de septiembre de 1600 emitida por el Consejo de Guerra que se conserva en Simancas.