Los aquenios, aunque se puede también interpretar como «nueces», en el sentido botánico del término, miden unos 2-4 cm; tienen forma abombada hacia el exterior y la cara interior plana (cuando hay más de 2, ambos lados de los centrales adoptan una forma aplanada).
El pericarpio, que es la «piel»/cáscara exterior integra, aunque puede presentar dehiscencia por ruptura, tiene color pardo oscuro («castaño») con bandas longitudinales algo más oscuras; es brillante, prácticamente liso con imperceptibles surcos irregulares longitudinales desde el hilo (excluido) casi hasta el ápice.
Dicho pericarpo rodea la semilla, que es ruminada, sin endospermo y envuelta por un tegumento (epispermo) de color canela, irregular e íntimamente pegado a los cotiledones, penetrando en las fisuras e irregularidades de sus superficies.
La castaña dulce fue introducida en Europa desde Sardes, en Asia Menor; el fruto fue entonces llamado «nuez sardiana».
Una forma sencilla de asarlas es realizar un pequeño corte en cada castaña y calentarlas en un contenedor metálico a 400 °C durante 10 o 15 minutos.